El exjugador andaluz dirige desde el banquillo al Atlético Algabeño de su localidad natal en la que es su segunda incursión como técnico desde que colgó las botas en el año 2010.
«Tristán? Ohhh, what a player!«. Podría haber sido el inicio de una conversación el 18 de octubre de 2001 en Old Trafford. Y no. Fue en Budapest. Hace menos de un mes, con un servidor rodeado de turistas ingleses, en su mayoría de Manchester. Uno de ellos, tras escuchar algún comentario referente al choque entre Deportivo y Real Madrid, vació su pinta a una velocidad de vértigo y quiso compartir con nosotros durante un breve período de tiempo un trozo de la nostalgia de aquella noche en la que el conjunto coruñés se hizo grande.
Tras 15 minutos de charla, Patrick se fue deseando suerte al ‘Deportivolacorunia‘ en su lucha por la permanencia y, a mayores, se encargó de recordar que sí, que estaba Barthez en la portería, pero que pocos jugadores llegaron a impresionar más que Diego Tristán a la hinchada del Manchester United, un equipo que asistió en aquel duelo a cómo el delantero sevillano se llevaba por delante el doblete de todo un Ruud Van Nistelrooy.
De aquella noche pasaron ya 14 años, y de la marcha de Tristán del Deportivo, casi nueve. Y ahora, tras una errática trayectoria final que le llevó a militar en el West Ham, el Livorno italiano y, finalmente, el Cádiz, el exjugador andaluz disfruta de su segunda experiencia como técnico en el equipo donde se crió, el Atlético Algabeño de su localidad natal, situado en el ecuador de la tabla de la Segunda Autonómica sevillana y que cumplió su 50º aniversario precisamente en 2014.
Con 39 primaveras a sus espaldas y con el bagaje previo de haber dirigido a la selección andaluza sub-16 hasta diciembre de 2013, cuando decidió dejar la RFAF. Curiosamente, su puesto fue ocupado posteriormente por otro exfutbolista blanquiazul, Francisco Gallardo. Desde entonces, Tristán decidió centrarse en el conjunto que ahora comanda desde el banquillo, una faceta que comenzó a despertar su interés durante su estancia en Londres, donde coincidió con Gianfranco Zola.
Por el momento, su modesta aventura ya ha dejado un pequeño triunfo de mérito para el Algabeño, que pese a habitar en una novena posición que le coloca casi en tierra de nadie a la hora de medir sus aspiraciones, ha sido uno de los apenas dos conjuntos que logró hacer hincar la rodilla al líder de la categoría, el Nervión. Ocurrió hace dos semanas, cuando un gol de Jesús en el minuto 15 de partido marcó el 1-0 final que dejó la particular alegría del domingo en un municipio de casi 16.000 habitantes donde el técnico del equipo fue internacional, deslumbró a Europa y dejó huella en Riazor. Y por lo visto, también en Patrick.