Nuevo artículo de Dani Mallo en su columna quincenal «Bajo palos». El portero regresó a la que fue su casa por segunda vez esta temporada.
Por segunda vez en mi carrera, y por segunda vez esta temporada, me tocó visitar Riazor como jugador visitante. Como jugador del Girona CF. Y volví a perder. El Dépor fue justo ganador desde el momento en que marco más goles que el Girona CF. Tuvo fases de gran juego que supo aprovechar y consiguió marcar las diferencias, como ya había sucedido en el partido de Copa. Y mis lágrimas de rabia se deben a la necesidad imperiosa que teníamos de puntuar, y lo mucho que me habría gustado jugar ese partido.
Una vez aclarado lo anterior, paso a los agradecimientos. No quiero olvidarme de nadie. Los primeros, vosotros. Una vez más, me aplaudisteis y demostrasteis todo vuestro cariño. También, otra vez, a los empleados del club y los jugadores otra vez encantadores. Así pues, a todos… ¡gracias!
Y ahora, al grano: lo que viví el domingo en Riazor fue inesperado. Como jugador del Girona, visitaba Riazor con la necesidad casi desesperada de puntuar. Y el Dépor nos recibía hambriento de crédito ante vosotros, debido a su irregular trayectoria. No era el marco soñado, y además me enteré pronto que no iba a ser titular…
A pesar de lo difícil que es, a priori, puntuar en Riazor, teníamos esperanzas de pescar en río revuelto. Empezamos bien el encuentro, jugando como queríamos, atando en corto a Valerón, marcando y sin sufrir. Era más de lo que esperábamos para los 45 minutos iniciales. Además vosotros, el público, y con razón, empezabais a impacientaros…
Y entonces… un segundo, un balón perdido, Valerón. Asiste a Riki, que se saca un misil y empata… Más de media hora, y toda nuestra labor por los suelo. El Dépor, sin merecerlo, se iba al descanso con empate. Y vosotros comprendisteis, como lo hacéis siempre, que el equipo os necesitaba.
Así comenzó la segunda parte, con un guión nuevo. El Dépor adelantó sus líneas, Valerón empezó a encontrar juego, y nosotros a sufrir. Los murmullos del principio se convirtieron en el ambiente mágico de las noches de Riazor y eso marcó el principio del fin. La entrada de Lassad le dio más mordiente al ataque y acabó por romper nuestra resistencia. El tercer gol hizo justicia a lo que sucedía sobre el césped, a pesar de ser en fuera de juego, los méritos del Dépor eran más que suficientes. Nuestro gol en las postrimerías del encuentro solo dio un poco de emoción al final.
Tras esta pequeña crónica, y como rival deportivo, aunque aficionado del Dépor, planteo una serie de reflexiones. La primera, no por repetida es menos cierta: la Liga Adelante es durísima, y no hay grandes diferencias entre las plantillas. Es la realidad, nos guste o no. Ningún equipo, ni siquiera el Depor va a ascender en la jornada 20. Y debemos de estar preparados para golpes como el de Cartagena. Entiendo y comparto vuestra decepción. También la exigencia que siempre he defendido que es máxima para el club y los jugadores. Así debe de ser. Pero creo que debe enfocarse como en la segunda mitad. Apoyo incondicional, ya que si el domingo el Dépor se va al descanso perdiendo 0-1 y sin vuestro apoyo, tal vez yo hoy estaría más relajado en mi casa de Girona con 11 puntos.
Otra reflexión: el Dépor y sus jugadores deben de hacer un esfuerzo para adaptarse cuanto antes a la categoría, ya que si se depende en demasía de un solo jugador, Valerón, o se depende demasiado de jugadas de estrategia, la segunda vuelta puede ser un puerto difícil de escalar… Todos los equipos nos estudiamos, nos conocemos y nos buscamos las fisuras… y al Dépor se le estpezando a conocer demasiado.
Para terminar y no alargarme ni ser pesado, pisar Riazor fue una vez más especial. Al Dépor le deseo mucha suerte, y mucho éxito. Ojalá que ascienda. Y que cuando visiteis Montilivi, pueda ser anfitrión desde el césped y el partido tenga menos urgencias y mas espectáculo.
Animaros a que animéis, sin dejar de exigir, daros las gracias a los que apoyáis a mi equipo después del Depor.
¡Os espero en Montilivi! ¡Forza Dépor! ¡Endavant Girona!