El técnico de Castrofeito ha conseguido lavar la cara de un equipo que estaba en una profunda crisis de juego y resultados antes de su llegada.
Antonio Bellot – Daniel Méndez | A Coruña
Siete jornadas han bastado para que Fernando Vázquez haya conseguido alimentar la moral del deportivismo, mermada de manera palpable, con el equipo sumido en la clasificación y con una actitud sobre el campo que muchos tachaban de deleznable antes de su llegada. Lo extradeportivo parecía ahondar en el vestuario blanquiazul, donde la sombra de la sospecha se colocaba sobre la plantilla, al conocerse que los jugadores no cobraban. La Segunda División llamaba a gritos y los voces de la hinchada se dirigían hacia el presidente. Se necesitaba un cambio radical. Domingos Paciência pasó de héroe a villano en poco tiempo y abandonó un barco que se hundía a las primeras de cambio. Fue entonces cuando llegó el momento del técnico gallego, tan ilusionado en su presentación que parecía que iba a dejar caer alguna lágrima en el Playa Club. Eso era lo que hacía falta… ilusión.
Primer paso: Levantar la moral de afición y jugadores
Muchos le llamaban loco hace unas jornadas por repetir una y otra vez que salvarse era posible, pero ha conseguido dar con la tecla para cambiar la actitud del equipo sobre el campo y convencer a la afición, que no deja de repetir una y otra vez que ‘sí, se puede’. El equipo se muestra unido dentro y fuera del campo, algo que puede ser determinante para lograr la permanencia. Y además está el plano mental, donde el equipo ha crecido y ya no es esa plantilla débil que se derrumba al recibir un tanto. Los más de 34.000 aficionados que se dieron cita en Riazor están concienciados en llevar en volandas al equipo. Ya no importa Lendoiro. Importa el Deportivo.
Mejora en el plano físico
Los entrenamientos han ganado en intensidad y en tiempo -ayer se prolongaba durante más de dos horas en Abegondo-, y eso se nota sobre el campo, en esas segundas partes que ya no se hacen eternas para sus pupilos. El nivel medio de la plantilla ha ido a más desde la llegada de Vázquez, y hombres que antes hacían partidos insuficientes están sobresaliendo gracias al sacrificio de todos. Abel Aguilar, Bruno Gama, Manuel Pablo o Marchena, entre otros, han crecido en importancia proporcionalmente al juego del equipo.
Perfeccionamiento defensivo
A pesar de haber recibido cuatro tantos en los dos últimos encuentros, el equipo ha sufrido una mejoría notable en el aspecto grupal. Ahora es un bloque mucho más consistente y rocoso, y los goles han llegado de errores individuales y no colectivos. Como la mano de Aythami, el fallo en la entrega de Manuel Pablo o el error de bulto de Marchena en Mallorca. En los laterales, Sílvio ha frenado la sangría por un carril izquierdo que hacía aguas y Manuel Pablo está rindiendo a un nivel más que aceptable en las últimas citas.
Decisiones clave
Tardó un par de jornadas en tomar la medida: dar la batuta del equipo a Juan Carlos Valerón y Juan Domínguez, inéditos con Domingos Paciência, decisión que ha equilibrado el juego del equipo. Con ellos sobre el campo, el equipo crea mejor y obtiene un juego más vertical. Saben pausar y acelerar, se entienden y si uno está cubierto el otro está libre. Vázquez ha conseguido que el canterano recupere su mejor versión, exigiéndole intensidad. No le ha temblado la mano para sentar a Álex Bergantiños y devolver la titularidad al 10. Además, le ha dado al ‘Flaco’ los galones que muchos pedían para dirigir el juego blanquiazul desde la mediapunta.
Evaldo y André Santos a la grada
Caso opuesto es el de los dos jugadores llegados el pasado verano, habituales en las alineaciones de Paciência y ausentes habituales en las convocatorias desde la llegada del entrenador gallego. El lateral jugó únicamente ante el Sevilla en el estreno de Vázquez y desde entonces ha visto los partidos desde el palco. El mediocentro nunca encontró su sitio en el equipo, mientras que el brasileño en ningún momento mostró un nivel digno de Primera División.
Balón parado
Otro aspecto en el que se ha notado una mejoría notable es en las jugadas de estrategia. Abel, Aythami, Marchena, Riki son grandes rematadores y están demostrando ser determinantes en las jugadas ensayadas, mientras que Pizzi se ha aplicado para que sus golpeos sean más eficientes. Además, ya se ha visto en varias ocasiones cómo funciona la libreta del de Castrofeito.