La sombra del Levante-Deportivo sigue coleando mientras Javier Tebas, presidente de la LFP, decide abrir una investigación. Alfonso Núñez opina sobre amaños, ventajismos y la organización de la máxima categoría nacional.
Las palabras de José Javier Barkero en torno al supuesto amaño del partido entre el Levante y el Dépor han levantado una oleada de comentarios y sospechas que salpican al conjunto blanquiazul. Ya se sabe que, en ocasiones, una mentira repetida un millón de veces se convierte en verdad para mucha gente.
Javier Tebas, nuevo presidente de la LFP (Liga de Fútbol Profesional), ha puesto todo su empeño en investigar el partido del Ciudad de Valencia. Esta medida, que me parece correcta, se convierte en ilógica si analizamos lo que ha ocurrido en el fútbol español en los últimos años: casas de apuestas que anulan partidos de la Liga española, entrenadores ofrecidos al Real Zaragoza que afirman que no hay que preocuparse por los últimos diez partidos, presidentes que comparten intereses en más de un club de Primera División… Éstos son solo algunos ejemplos del hazmerreír en el que se ha convertido este circo.
Desde hace meses tengo la sensación de que han señalado al Dépor como el conjunto con el que iniciar una revolución del balompié nacional. Los rumores recientes en torno a una posible disolución o sanción por impagos y ahora el supuesto amaño de un partido, demuestran que alguien intenta desestabilizar al equipo coruñés. En una situación de Ley Concursal, es materialmente imposible que el club haya podido incurrir en la compra de un encuentro.
Me parece que el fútbol español necesita una completa reestructuración, pero para todos por igual. No me vale que pague un equipo el despilfarro y la mala organización de una Liga a la que solo interesan dos equipos. Dejen al Deportivo en paz, que bastante trabajo tiene por delante.