El mes de mayo suele ser sinónimo de un mes clave en la consecución de éxitos o fracasos deportivos en lo que al fútbol se refiere. En el mes de mayo, Djukic falló un penalti que nos privó de nuestra primera Liga. La temporada pasada por estas fechas el equipo perdía la categoría tras una cruel última jornada. Pero el quinto mes del año también evoca grandes recuerdos para el deportivismo. Donato y Makaay sellaban un histórico triunfo sobre el Espanyol que significaba la primera liga deportivista.
El mes de mayo de 2012 entrará en la historia del deportivismo por dos razones. La primera será el ascenso a Primera División, si nada se tuerce, tras un año plagado de buenos resultados. En una liga competitiva y con dos grandes rivales, como Valladolid y Celta, el Dépor ha sabido imponer la ley del más fuerte y regalar a su afición un gran ascenso. La victoria el otro día en Soria, acerca un poco más el ansiado objetivo tras un año complicado al principio, pero siempre ilusionante.
La segunda razón de esta importante temporada es el renacimiento de la pasión y el amor por unos colores. Los años post Champions hicieron daño a una afición acostumbrada a luchar por cotas muy altas. Sin apenas transición, el equipo pasó de ser el tercero de España a pelear por puestos insulsos, clasificatoriamente hablando. Curiosamente, la gran decepción del descenso contagió a una ciudad que vuelve a brillar con los suyos.
En cuanto el ascenso sea matemático habrá que pensar ya en la temporada que viene. No será fácil cambiar la mentalidad de equipo favorito y ganador que el Dépor tiene este año. Pero más allá de los resultados, la imagen que la afición ha mostrado por los campos de Segunda, es digna de elogio.
Cada vez queda menos y A Coruña respira aires de Primera División. El primer paso, ganar mañana a la UD Las Palmas.