Hace años leí un titular similar a éste para definir la eliminación de la selección española en el Mundial de Corea y Japón. Para mí, es la frase que refleja de manera más fiel lo que le está sucediendo al Dépor estas últimas semanas.
Hace años leí un titular similar a éste para definir la eliminación de la selección española en el Mundial de Corea y Japón. Para mí, es la frase que refleja de manera más fiel lo que le está sucediendo al Dépor estas últimas semanas.
Parto de la base de que el colectivo arbitral no actúa de manera premeditada a la hora de saltar a un terreno de juego. Sin embargo, tal y como escribía la semana pasada, hay decisiones realmente polémicas en las últimas jornadas.
El problema es que todo esto se convierta en la excusa perfecta para que algunos jugadores o miembros del club, achaquen los malos resultados a estas decisiones arbitrales. Para mí, esos errores no deben enmascarar la crisis de juego que asola al equipo en este último mes. Salvo la primera parte del Villamarín, el Dépor ha sido inferior ante el Athletic, Atlético y Valladolid.
El encuentro ante el Espanyol se presenta como el primer ‘match ball’ que debe salvar equipo. Mantener la categoría pasa por ganar un partido en el que no se puede fallar. Además de eso, es importante recuperar sensaciones de cara al tramo decisivo de Liga. Para ello, el regreso de Abel Aguilar debe resultar clave. Su presencia en el campo mejora de manera ostensible el rendimiento de algunos compañeros y su baja se ha notado en exceso.
Ganar el domingo supondría además una pequeña dosis de moral a una afición algo decepcionada con el equipo. Su masivo desplazamiento a Valladolid y el apoyo constante, no se vio reflejado en el terreno de juego y los futbolistas vuelven a estar en deuda con ella. Por todo ello, este fin de semana solo vale ganar o ganar.