El portugués cuajó ante el Mallorca su mejor partido de la temporada, consiguiendo el gol que supondría la victoria deportivista, algo que le puede dar confianza como sucedió la pasada campaña.
Bruno Gama llegó a A Coruña con la vitola de ser uno de los referentes para lograr el ascenso. En su país muchos hablaban de él como ‘el nuevo Figo’, aunque su progresión se vio cortada y su traspaso al Deportivo fue bien visto en Portugal. Tras comenzar la temporada pasada lesionado, parecía que Andrés Guardado y un inspiradísimo Diogo Salomão iban a cerrarle las puertas de la titularidad, pero entonces llegó el enfrentamiento ante el Elche en el Martínez Valero.
El portugués salió desde el banquillo y revolucionó el partido. Con él en el campo remontaron un 2-0 en contra con goles de Guardado y Lassad, pese a que un gol de Xumetra daría finalmente la victoria a los ilicitanos. Tan buenas fueron las sensaciones que dejó sobre el campo que a la siguiente jornada sentaría en el banquillo a su compatriota Salomão y se convertiría en pieza clave en el resto de la temporada. Siete goles y otras tantas asistencias avalan el gran rendimiento ofrecido por el luso, que desde entonces se convirtió en fijo en el esquema de José Luis Oltra.
Este año se convirtió en foco de las críticas cuando las cosas empezaron a ir mal, pero es sabido que la confianza en el fútbol es un grado, por lo que la gran actuación del pasado domingo puede suponer, de nuevo, un punto de inflexión en su rendimiento. El equipo lo necesita para ofrecer su mejor versión y la grada se lo demostró coreando su nombre tras marcar el gol ante el Mallorca. Bruno Gama es consciente de que es vital en este Deportivo y ese punto de confianza puede ser determinante para que vuelva a ser el jugador que brilló la pasada campaña.