En Zaragoza, Fernando Vázquez volvió a utilizar la fórmula de los tres centrales, esta vez para cerrar un partido que se había puesto de cara en la primera parte. La victoria, aunque gris, ha reforzado las variantes introducidas por el técnico.
“Todos los sistemas son neutros”, declaraba hace una semana Vázquez, preguntado por la conveniencia o eficacia de un sistema que había puesto en práctica en determinados momentos de la temporada, tímidamente, hasta que la llegada en el mercado invernal de Alberto Lopo le ponía en bandeja el hecho de utilizarlo con más garantías. Tras tocar varias veces la tecla, decidía ejecutarlo de inicio contra el Barcelona B en Riazor, obteniendo como resultado una botella que unos vieron medio llena y otros medio vacía. La decisión creó tumulto, sombras alrededor de un entrenador al que muchos piden no sólo victorias sino también goles, espectáculo, fuegos de artificio.
Delante de tal debate, el técnico blanquiazul ha decidido capear el temporal con sentencias como la citada con anterioridad, con ciertos “ya veremos” o “es probable”, resguardándose siempre en una actitud serena y reflexiva que, aun sembrando dudas, triunfa –a secas- a medida que se acerca el final de la temporada. Ahora, con ciertos cachivaches ofensivos estropeados (lesión de Salomao, sanción de Luisinho), opta por una solución lógica pero extrañamente demonizada: volver a la senda de la seguridad defensiva, dormir partidos y anular opciones, controlar protegiendo. Sabe que, a estas alturas, mejorar el nivel de creación del equipo es poco menos que una quimera, por lo que prefiere pulir los detalles de la gran estatua que ha erigido esta temporada.
En este sentido, la disciplina táctica de Bergantiños le permite mutar sin traumas dependiendo del desarrollo del partido, lo que junto al buen nivel de Insua, Lopo y Marchena le permite mejorar en flexibilidad y respuesta. Vázquez ha demostrado, además, valentía a la hora de tomar este tipo de decisiones delante de un entorno que clama constantemente por conceptos como vistosidad o “fútbol”. Ha seguido su línea y los resultados acompañan. Al margen de presiones, ha perdido cierto cariño pero ha ganado personalidad. ¿Fútbol? Fútbol.