Aunque la dirección deportiva sigue sin cerrar la contratación de nuevos refuerzos para el Deportivo 2017-2018, en el día de ayer Pepe Mel se encontró con una agradable novedad en el entrenamiento vespertino llevado a cabo en Abegondo ya que, por primera vez en lo que va de pretemporada, pudo contar con Luisinho. Hasta el momento el lateral portugués se había visto obligado a ejercitarse al margen de sus compañeros al estar inmerso en la última fase de la recuperación de la lesión de rodilla sufrida en la recta final del pasado curso.
A inicios del pasado mes de mayo Luisinho caía lesionado a raíz de un lance fortuito acaecido durante el entrenamiento previo al encuentro frente el Espanyol, duelo correspondiente a la antepenúltima jornada de la Liga Santander. Las pruebas médicas a las que fue sometido desvelaron que sufría un esguince de grado 2 del ligamento lateral interno de su rodilla izquierda, una inoportuna lesión que impidió al luso disputar los tres últimos y decisivos partidos de la temporada.
Así las cosas, y a falta de que los Servicios Médicos del club le concedan el alta definitiva, algo que dependerá de su evolución en los próximos días, para Luisinho da comienzo una temporada con mucho en juego tanto en el plano colectivo como en el individual. El portugués fue uno de los jugadores más destacados y regulares dentro de la mala imagen general ofrecida por los blanquiazules el pasado curso. El buen rendimiento y los casi 2.000 minutos disputados lo convirtieron en pieza clave tanto para Gaizka Garitano como para Pepe Mel y sirvieron para dejar atrás la imagen de jugador conflictivo labrada por el portugués anteriormente.
A sus 32 años, el impetuoso lateral zurdo tiene ante sí la ocasión de refrendar esa imagen de futbolista sólido y solvente mostrada durante el pasado año, algo que de producirse le abriría de par en par las puertas de una posible renovación. Llegado a A Coruña en el verano de 2013 procedente del Benfica, reconoce sentirse muy a gusto en la ciudad, algo que no duda en afirmar una y otra vez y que quedó de manifiesto cuando accedió a ampliar contrato con el conjunto blanquiazul hasta junio de 2018. Tanto el propio Luisinho como el Deportivo han mostrado interés en extender esa vinculación más allá de esa fecha, unas negociaciones que a buen seguro vendrán marcadas por el rendimiento que ofrezca el portugués en los próximos meses.
Sin embargo, y por si no fuese suficiente el hecho de jugarse el que puede ser su último gran contrato como futbolista profesional, la posibilidad de convertirse en uno de los capitanes se presenta como un aliciente más para el portugués. Las marchas ya confirmadas de Laure y Lux, unido a la inminente salida de Álex Bergantiños rumbo al Sporting de Gijón y la poco probable continuidad de Juan Domínguez dejarían a Luisinho como el único superviviente del último ascenso y el jugador con más antigüedad en la plantilla. El hecho de ser designado como uno de los responsables de portar el brazalete de capitán lo confirmaría como uno de los pesos pesados dentro del vestuario al mismo tiempo que le acercaría aún más a una afición que siempre ha visto en él un profesional que siente y sufre por el Deportivo.