La llegada de Haris Medunjanin recupera el vínculo del Deportivo con una región que dejó nombres y momentos para el recuerdo del deportivismo reciente. Entre ellos, jugadores como Miroslav Djukić o Slaviša Jokanović.
A muchos les cogió con el Deportivo en Segunda División. Era 1985, y el conjunto herculino afrontaba la temporada con ilustres de la entidad como José Luis Vara, Celeiro o Traba en sus filas. Con ellos, un futbolista que apenas tres años antes había disputado el Mundial de España al lado de Vahid Halilhodžić –actual técnico del Trabzonspor turco- o Vladimir Petrović –exseleccionador serbio-, entre otros. Miloš Hrstić fue el primero, el pionero de varios jugadores de la extinta Yugoslavia que en algún momento llegaron a enfundarse la camiseta blanquiazul.
Hrstić, que había llegado a A Coruña procedente del Rijeka –ahora en la competición croata-, apenas permaneció un año en la ciudad gallega, y emprendió posteriormente una nueva aventura en Eslovenia, dejando un rastro de 27 partidos disputados con la zamarra blanquiazul en una temporada que terminó con los coruñeses en la sexta posición de la clasificación. Sin embargo, no fue la última vez que Riazor vio a un balcánico entre los suyos. De hecho, varios de ellos fueron protagonistas en el histórico ascenso del club a Primera en 1991.
Aun así, entre medias, el Deportivo acogió a dos futbolistas yugoslavos un año antes de que Stojadinović otorgase el ascenso a los herculinos con sus dos tantos ante el Murcia. Borče Sredojević y Zoran Batrović llegaron en el verano de 1989 para fortalecer la plantilla del sempiterno Arsenio Iglesias. Ambos recalaron procedentes del Partizán de Belgrado y con las referencias de su compatriota Miljan Miljanić, en un momento en que el fútbol yugoslavo ganaba enteros en España. Sin embargo, las trayectorias de ambos en A Coruña fueron totalmente diferentes. Sredojević se hizo con las riendas de la zaga junto a Martín Lasarte, mientras que a Batrović le costó aclimatarse al equipo y la competición, y apenas disputó ocho encuentros.
Hay que adelantarse un año en el tiempo para encontrar a dos de los referentes balcánicos de la historia del Deportivo. Miroslav Djukić y Zoran Stojadinović acompañaban en la plantilla a Dragan Kanatlarovski en un año que, con el sufrimiento por bandera, sí devolvió a los blanquiazules a la máxima categoría. Corría el año 1991, y ya por aquel entonces Slobodan Milošević removía un incipiente nacionalismo serbio desde la presidencia de la República Socialista del país balcánico. Mientras tanto, al otro lado de Europa, ‘Stoja’ dejaba un legado imperecedero para los aficionados deportivistas.
El trío que había contribuido al ascenso no repartió las mismas cuotas de protagonismo al año siguiente. En la temporada del retorno, Stojadinović quedó en un segundo plano, mientras que Djukić y Kanatlarovski fueron -en distinta manera- piezas clave para que el equipo de Arsenio se mantuviese en Primera. En el caso del zaguero de Sabac, el azar quiso que el famoso penalti de la temporada 93-94 le robase una Liga al Deportivo y legase a Djukic un infausto recuerdo que siempre le acompañó desde entonces.
Se fue Miroslav al Valencia –rival en aquel fatídico partido de la pena máxima- y, entre medias, Branko Milovanović -ahora secretario técnico del AEK de Atenas- dejó un paso fugaz en la ciudad tras ser fichado en 1995 como una joven promesa y marcharse un año más tarde incluido en la operación que facilitó la llegada de Nuno Espírito Santo desde el Vitória Guimarães. Así, hubo que esperar hasta 1999 para encontrar a un nuevo futbolista yugoslavo en el vestuario. Llegaba desde Tenerife Slaviša Jokanović, acompañado de todo un Roy Makaay, una dupla que acercó definitivamente una de las cuentas pendientes del conjunto gallego tras su trayectoria ascendente durante los años 90: el título de Liga. Sin embargo, tras trabajar a destajo al lado de Mauro Silva en la medular durante una temporada, el espigado centrocampista de Novi Sad aceptó una oferta del Chelsea inglés y se trasladó a Stamford Bridge.
Desde entonces, el Deportivo encontró en Goran Djorović al último jugador procedente de los Balcanes que ha llegado a jugar en el Deportivo antes de Haris Medunjanin, flamante incorporación de los herculinos. Djorović, penúltimo futbolista en haber vestido las camisetas de Deportivo y Celta, desembarcó en A Coruña previo pago de casi ocho millones de euros al conjunto olívico, una cifra justificada por la petición expresa de Javier Irureta de incorporar al zaguero nacido en Pristina, pero que quedó en las retinas de muchos tras las pocas apariciones del defensor serbio vestido de corto con su nuevo equipo. Ahora será Medunjanin -primer futbolista bosnio de la historia del club- quien buscará dejar su sello particular en el equipo dirigido por Víctor Fernández.