Detrás de cada futbolista hay una historia. Obstáculos que van alimentando las vivencias de cada jugador. Giros inesperados que de un día para otro frenan carreras y las dejan en fuera de juego. Llegar al fútbol profesional no es un camino de rosas. Y el penúltimo fichaje del Deportivo, Nahuel Leiva (Rosario, Santa Fe, Argentina, 22 de noviembre de 1996), lo sabe bien. Tras destacar en las categorías inferiores de la Asociación Deportiva Infantil Unión Rosario (ADIUR), en 2010, el Villarreal, aprovechando un convenio con la escuela rosarina, lo fichó para su cantera. Sin embargo, por edad, no podía jugar. Tenía que esperar hasta los 16. Y para paliar la falta de competición, el club le planificó una rutina con muchos entrenamientos y partidos amistosos.
“Coincidí con él cuando tenía 15 años. En ese momento, estaba entrenando con el Villarreal B y el juvenil. Casi entrenaba con todos los equipos porque, hasta que no tuvo 16 años, no pudo competir por temas federativos. Cuando los cumplió, debutó en Segunda B, y aquella temporada alternó filial con juvenil. Al año siguiente ya estuvo toda la temporada en el B e incluso llegó a debutar en Primera con el primer equipo”, afirma Lluis Planagumà, entrenador de Nahuel en las categorías inferiores del Villarreal.
En aquel momento, desde el club groguet trazaron soluciones para que Nahuel no se estancase durante esos casi tres años sin licencia. “Se buscó que el chico estuviese compitiendo en cualquier contexto. Entrenaba con el filial por la mañana, a las cuatro o a las cinco de la tarde volvía a entrenar con el juvenil”. Una situación que no pasó desapercibida ni siquiera para Juan Carlos Garrido, técnico de los mayores. “Siempre que había necesidad de jugadores en el primer equipo, a lo mejor el fin de semana, pues Nahuel subía a entrenar también. Al final de la semana hacía seis u ocho entrenamientos. En contextos muy distintos. Y siempre se adaptaba. Fue un poco la forma de que estuviera siempre conectado. Y gracias a eso pudo debutar muy rápido”, prosigue Planagumà.
Pero para organizar un entramado así, para apostar por un chico que ni siquiera podía ayudar a su equipo en los partidos, el Villarreal tuvo que ver algo diferente en Nahuel. Lluis lo corrobora y lo justifica: “un desequilibrio fuera de lo común, capaz de generar situaciones de peligro de la nada. De ese tipo de jugadores que no hay, que hay que intentar cuidar y que hay que intentar encontrar, porque es muy, muy difícil ver”. Por eso insistieron tanto en mimarlo en el submarino amarillo. Por eso se extrujaron los sesos para tenerlo contento a más de diez mil kilómetros de su casa.
Sin embargo, como en casi todo proceso formativo, hubo errores. Inevitables o no. Igual de malo que llegar a la élite demasiado tarde es hacerlo demasiado pronto. Y el caso de Nahuel, que con 16 años estaba debutando en Segunda B y con 17 hizo lo propio en Primera, no fue una excepción. “Se juntaron las dos cosas: las ganas que tenía el club de que el futbolista funcionara, porque él lo estaba demostrando, y que él quemó etapas muy rápido. Mantenerse en Primera División es muy, muy difícil”. Como formador que era en aquella época, Planagumà no tira la toalla aún y apela a la juventud de Leiva, que en noviembre cumplirá 23 años. “Después de estar en Vila-real ha acumulado experiencias en clubes muy grandes, y siendo tan joven todavía tiene mucho por recorrer. Nunca se sabe cuando va a ser el momento de Nahuel, pero ya ha jugado en grandes clubes”.
En los últimos tres años, el atacante argentino ha cambiado de aires hasta en cuatro ocasiones (Betis, Barça B, Olympiakos y Deportivo). Por eso, Planagumà resalta un factor clave para que pueda dar un paso adelante: tener continuidad. “En un sitio, en un club donde le hagan sentirse querido. Muchas veces el sentirse querido no va relacionado con jugar o no jugar, sino con el cariño y el afecto. Y creo que en ese contexto es como él destacó más en el Villarreal, sintiéndose querido e importante”. E incide, “es lo que buscan todos los jugadores, pero en el caso de Nahuel, por su trayectoria, por sus características, más aún”.
Mirando al presente, a su nueva etapa en el Deportivo, Lluis ubica a Nahuel en los dos esquemas más usados por Natxo. En el 4-4-2 en rombo y en el 4-3-3. Y recalca su polivalencia. “Puede jugar como delantero y como mediapunta. En esas dos posiciones rinde bien. En algunos momentos también ha podido jugar escorado hacia a una banda. Es un jugador polivalente y puede jugar en esos 3 puestos”. Antes de añadir que “todo lo que sea jugar cerca del área y poder participar en un juego asociativo hace que destaque mucho más”.
Conocedor del fútbol de Segunda, el ahora preparador del Hércules ve a su expupilo como “un futbolista con características algo distintas a lo que tenía la plantilla del Dépor, que ya de por sí era mucho. Le va a dar una versatilidad al grupo que en estos momentos de la temporada va a hacer que pueda ser una pieza importante”. Y concluye rotundo: “creo que es un acierto total, el Deportivo ha hecho un gran trabajo incorporándole”.