Tras varias decepciones, el jugador de Arzúa parece ser el central de la cantera que el Deportivo ha buscado durante la última década.
Fabián Bouzas | A Coruña
Unos días antes del encuentro disputado en El Molinón, Fernando Vázquez remarcaba en una entrevista su confianza y seguridad en la figura del joven central de Arzúa, Pablo Insua, recalcando la necesidad de que el defensor terminase este curso con más de una treintena de partidos disputados en la Segunda División.
Más allá de responder a un deseo en voz alta, el entrenador gallego es consciente de la importancia de que los futbolistas jóvenes tengan minutos para ganar experiencia y mantener la progresión, y más especialmente en los jugadores que ocupan las posiciones de la retaguardia.
Por si la experiencia personal como técnico no fuese suficiente, al de Castrofeito le bastaría con analizar los últimos precedentes en los que un central canterano llegó al primer equipo blanquiazul. En la última década dicha lista la componen nombres como Rochela, Juanan, Chapi, Piscu y, en las últimas semanas, también Uxío, Deak o, el más joven de todos, Quique Fornos.
Salvo los últimos de esa lista, el resto de ellos fueron futbolistas que jamás gozaron de continuidad en el Deportivo. Futbolistas como Juanan o Chapi, ambos de gran rendimiento en el Fabril, apenas se enfundaron la camiseta del primer equipo en un par de ocasiones, todas ellas en Copa del Rey. Rochela, que hasta hace pocas semanas todavía pertenecía a la disciplina blanquiazul, fue, en su momento, la mayor perla de la cantera, siendo uno de los mejores zagueros de su generación a nivel nacional, pero la falta de minutos lastró su progresión y el central de As Pontes apenas disputó nueve partidos en tres años en el primer equipo. Piscu fue el que más presencia tuvo en el primer equipo, llegando a disputar hasta 26 partidos en tres temporadas de la mano de Miguel Ángel Lotina, aunque el también natural de As Pontes nunca se consagró como un indiscutible en las alineaciones.
Por ello, en un inicio de temporada con altibajos, irregular y con un equipo del que se espera vaya a más en las próximas semanas, Pablo Insua se ha destapado como la mejor noticia de lo que llevamos de curso. Su temple, tranquilidad y seguridad han encandilado a la afición, deseosa de ver a uno de los suyos, por fin, consagrándose en la retaguardia. Vázquez tiene la receta para ello; humildad, trabajo y muchos minutos.