Paco Jémez es uno de los futbolistas que forma parte de la historia moderna del Deportivo. Llegó en la temporada 93-94, conquistó la Copa del Rey y la Supercopa y se marchó en tras la 97-98. Central rudo y expeditivo, es uno de los que más anécdotas tiene de su paso por A Coruña.
En una entrevista concedida a JotDown, repasó varias de las cosas que le pasaron durante su carrera deportiva. De hecho, las mejores son aquellas en las que aparece John Benjamin Toshack en su época como entrenador del Deportivo.
Por ejemplo, una de ellas la protagoniza Donato, que ahora tendrá un puesto en la Fundación del RC Deportivo:
Este hombre era de anécdota diaria. Un día nos reunió a todos en el campo y dijo: «Decidme qué pasa, que alguien me hable, quiero saber qué pensais»… Nadie se atrevía a abrir la boca. Entonces cogió Donato y dijo con su acento brasileño: «Míster, yo voy a hablar. Creo que en defensa estamos un poco perdidos, no sabemos cuándo recular o salir, creamos mucha incertidumbre». Toshack repsondió: «Ya sé qué es lo que tenemos que trabajar». Bueno, pues Donato estuvo sin ir convocado tres meses. Luego, preguntaba si alguien tenía algo que decir y todos: «Sí, Donato».
Pero también le tocó al propio Paco Jémez:
Yo tenía una molestia en el tobillo, que te lo vendabas como podías y tirabas, pero me dolía de verdad y no podía. Estábamos chutando a puerta y yo le estaba dando fatal. Entonces se me quedó mirando: «¿Qué te pasa?», preguntó. «Pues que cuando le pego al balón me duele». Y contestó con su acento galés: «Sí, ya, ya, ya, a todos también nos duele cuando le pegas al balón».
Y también varios recuerdos de la noche del penalti de Djukic:
«Éramos vecinos, vivíamos a 200 metros de Riazor, y lo pasó fatal. Pero la gente se portó muy bien con él. Cuando acabó el partido y nos fuimos los dos juntos para casa había tal cantidad de gente rodeando el estadio que no se podía ni andar. La gente le fue agarrando y lo perdí, desapareció».
Explicó, también, el motivo de que el serbio tirase el penalti:
«Bebeto venía de pasarse el año sin tirar penaltis porque había fallado en la anterior un par y dijo que no volvía a tirar. Donato era el encargado de hacerlo, no había fallado ninguno ese año. Faltando ocho o diez minutos, Arsenio cambió a Donato… Mira tú por dónde, penalti. Empezamos todos a mirarnos y, coño, no está Donato… ¿Quién tira?… Yo particularmente pienso que si yo hubiera sido Bebeto en ese momento, habría cogido el balón, lo habría tirado y si lo fallo, lo fallo. Pero Donato los tiraba tan bien que los demás ni siquiera los ensayábamos. Djukic, cuando vio que nadie tomaba la responsabilidad, cogió y lo tiró. Y ahí está la historia. Por mucho que pasen los años siempre se recuerda».
Y lo que pasó después del partido:
«Bebeto se mareó. Me mareé hasta yo… Teníamos la fiesta ya preparada y todo, y fuimos a cenar a ese sitio. Djukic no quería ir. Tuvimos que ir a buscarle y sacarle de su casa a rastras. Aquello era un lagrimal… Yo cogí una borrachera más gorda que nunca. Fíjate que había una banda de música, nos subimos, les quitamos los instrumentos y nos pusimos a tocar nosotros… Nos tuvimos que animar unos a otros de cualquier forma».