Estrena Anita Guerra, periodista y presidenta de la peña Chamberí, su columna quincenal en Riazor.org. A través de un hashtag, desgranará la actualidad del Deportivo. En esta edición, turno para Pinchi.
Si supiera lo que le esperaba después de la entrevista concedida el pasado viernes a ‘DxT’, es probable que Óscar Pinchi no hubiese sido tan franco al asegurar que no es feliz en el Fabril, que no llegan balones suficientes y que, dar un salto de calidad puede depender de la preferencia por uno u otro según “su contrato, el entrenador o por lo que sea”.
O puede que sí se hubiese pronunciado en los mismos términos. Hay quienes aseguran que el par de ‘pullitas’ de soslayo que lanza el delantero del Fabril, que se ha quedado fuera de la convocatoria y trabaja al margen del grupo como medida disciplinaria, tienen toda la intención del mundo: buscar una salida.
Otros en cambio no ven ni maldad ni que sean inoportunas, solo sinceridad de un chaval al que se alaba, pero no ve por ningún lado la oportunidad de debutar con el primer equipo. Y es justo aquí cuando comienza el segundo de los debates. ¿Hay calidad en la cantera como para viajar con ‘los mayores’?
Durante los últimos años hemos visto como se producía un éxodo desde Abegondo –alguno habiendo debutado en Primera- con suerte muy dispar porque no eran válidos para competir en la máxima categoría-. Ojo, no nos llevemos a engaño, porque también ha habido gente por la que se ha hecho un desembolso, no ha funcionado en nuestro esquema y, nada más aterrizar su avión en el destino, se ha inflado a hacer goles y partidazos.
Quizá la base del problema sea otra: el ímpetu que se ponga, desde diferentes parcelas de la entidad, por sacar el máximo aprovechamiento a los recursos de los que se dispone. Y desde hace muchos años –no señalemos tan directamente a una u otra directiva, porque casos de mal manejo de la cantera los hubo y los hay, y lo que hay que hacer es trabajar para que deje de haberlos- no se está dando.
Mientras, el pasado sábado con 3-1 abajo en el marcador de La Rosaleda, una servidora miraba al banquillo y pensaba: “Y si Andone no la enchufa, ¿a quién sacamos ahora para desatascar en punta?”. Incluso tuvo una especie de espejismo y se imaginó a Álex Bergantiños, que ha jugado en casi todas las posiciones, haciendo las veces de 9 y salvándonos, como con aquel zapatazo hace un año en el Camp Nou que nos diera el 2-2.
Luego despertó. Se dio cuenta de que era uno de los nuestros y que no tiene apellido brasileño. Por norma general lo de fuera vale siempre más que lo de casa. Y una vez sales a buscarte las habas, regresas como un Mesías.
No sabemos si es el caso de Pinchi, porque no le hemos visto debutar en un estadio grande y, quizá, el cuerpo técnico esté en lo cierto y ande aun verde. Lo que sí sabemos es que el Fabril no termina de carburar y que el Dépor, al jugar su próximo partido de Liga en lunes, tiene bastantes papeletas de dormir en puestos de descenso –se juega un Sporting-Osasuna y, si gana el primero o hay goleada del segundo, pasaremos en el pozo la noche del domingo–.
Vamos, que el caso es buscarse un lío cada temporada extradeportivo, pero que enrarezca el ambiente y que nos haga preguntarnos si es verdaderamente necesario y si no podemos pensar, por una vez en la vida, solo en fútbol.
Habrá que buscar responsables reales y no de debate de taberna.