Quizá pudo pillar a algunos por sorpresa, pero pensándolo fríamente, tampoco es de extrañar que si el Dépor llevaba concediendo regalos todo el año, no fuera a hacerlo en una época señalada. Y así se fue toda la motivación generada en la previa, toda la adrenalina acumulada durante la semana esperando la visita del eterno rival. En tres minutos, que fue lo que tardó el conjunto de Cristóbal en facilitar el primer tanto. Una pérdida de balón, una cobertura deficiente y un remate de Wass solo en el segundo palo.
Porque desde entonces los locales se hicieron dueños del balón. Un espejismo. Cualquier análisis que dé al Dépor como dominador del encuentro está mediatizado por el resultado. Porque así lo quiso el Celta. Agazapado, esperando un nuevo presente del Papá Noel blanquiazul. Llegó en el minuto 40, en otra jugada que resume perfectamente la verbena defensiva coruñesa. Pelotazo de Rubén Blanco, mal despeje de Sidnei, peor disputa de Schär y el balón que le quedó franco a Maxi Gómez. Generoso, cedió para que Aspas hiciera el segundo a puerta vacía.
No había reaccionado mal el conjunto herculino, que se fue en busca del empate desde encajar el primer golpe. Cristóbal apostó de nuevo por Çolak como catalizador y el turco estuvo dinámico, aunque falto de precisión en los últimos metros. Como todo el equipo. Porque apenas tuvo problemas el meta celeste a pesar del monopolio deportivista. Como mucho un disparo de Adrián tras una buena jugada con Lucas, pero cuya rosca se fue desviada.
El técnico blanquiazul cambió el plan en el descanso. A la desesperada. Andone por Çolak para saltarse los intermediarios al área. Pero el camino más directo no siempre es el mejor. La intención del Dépor pasó entonces a ser meter balonazos largos sin que ninguno favoreciera a los intereses propios.
Pero ya jugaban sin red los coruñeses, con dos goles de desventaja sin que el Celta tuviera que hacer nada. Y cuando lo hizo, llegó el tercero. Además como más duele, de nuevo, con la firma de Iago Aspas. El de Moaña transformó una falta de forma magistral a la que Rubén, quizá algo lento en la reacción, sólo pudo rozar.
Al Dépor le quedaban entonces dos opciones: un ridículo de los que quedan para siempre en la memoria, o tirar de amor propio para arreglar el desastre. Cristóbal le dio una última vuelta de tuerca pasando a defensa de tres para meter a Valverde en el centro del campo. El ridículo, porque fue ridículo al fin y al campo, se quedó a medias y ligeramente maquillado por el gol de Andone, que no esconde las miseras de un equipo que mucho tendrá que mejorar en 2018 si no quiere irse al pozo.
FICHA TÉCNICA:
RC Deportivo: Rubén; Juanfran, Schär (Valverde, min.60), Sidnei, Luisinho; Guilherme, Borges; Carles Gil (Valle, min.80), Çolak (Andone, min.46), Adrián; Lucas Pérez.
RC Celta: Rubén B.; Hugo Mallo, Cabral, Sergi Gómez, Jonny; Wass (Brais, min.90), Tucu, Lobotka, Sisto (Mor, min.70); Aspas, Maxi Gómez (Radoja, min.78).
Goles: 0-1: Wass, min.3. 0-2: Aspas, min.40. 0-3: Aspas, min.53. 1-3: Andone, min.59.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó con tarjeta amarilla a Borges y Schär en el Dépor y a Rubén Blanco y Hugo Mallo en el Celta.
Incidencias: Estadio de Riazor. Partido de la jornada 17 de Primera División.