Ni plácido ni sencillo fue el debut de Pletikosa con el Deportivo de la Coruña. El portero internacional, refuerzo ante la baja de Fabricio Augusto, tuvo que torear en una de las plazas más emblemáticas y complicadas, San Mamés. Pese a encajar cuatro dianas, sus paradas evitaron una goleada mayor de los de Ernesto Valverde.
No se arrugó ni dejó intimidar por el escenario el experimentado cancerbero croata, que a los dos minutos ya frustró con con una parada con la pierna unas de la diabluras del siempre peligroso Aduriz. El guardameta, de 1,93, supo aguantar de pie haciendo pequeña la portería justo hasta el momento en el que el punta del Athletic armaba la pierna, y entonces demostró buenos reflejos para despejar con el pie. No sería su única intervención en su particular duelo con Aduriz. Cumplida la media hora de juego volvía a responder sólo ante el punta para evitar así un nuevo tanto.
Menos había podido hacer en el primero de los leones, ante el cabezazo de Raúl García y el posterior remate de Muniain sobre la línea. También le ganaba la partida en el segundo Aduriz de cabeza, vencida ya la defensa. Batido estaba también Pletikosa en el tercero del ariete, que sólo tenía que empujarla. Posiblemente el único reproche que se le pueda hacer al portero blanquiazul sea su pasividad en el cuarto gol, dejando que la pelota botase a placer en el área pequeña ante la sorpresa de Mosquera y la astucia, de nuevo, de Aduriz.
Los noventa primeros minutos de Pletikosa dejaron cuatro goles en contra, dos paradas y sensaciones encontradas. Encajar cuatro tantos siempre es doloroso, pero entre tantas sombras, el Deportivo encontró la luz de un guardameta que, pese la inactividad, cuenta con buenos reflejos y puede ser un recambio de garantías para un Lux ranqueante por sus molestias físicas.