El Dépor consigue un valioso punto en Anoeta después de quedarse con diez por expulsión de Evaldo. Siguiente puerto para el equipo de Paciência: El Sadar.
Nadar y guardar la ropa. Eso es lo que pide Domingos Paciência a sus hombres cuando saltan al campo cada partido. Lo importante es mantener la portería segura y una vez se lleve a cabo, aprovechar los errores del rival para crear oportunidades de gol. Así se gestó el tanto de Pizzi, con Bergantiños presionando y robándole la cartera a Illarramendi en la salida de balón, y así se seguirá haciendo lo que queda de temporada. Una táctica lícita y más que viable para el potencial ofensivo que posee este equipo.
Restó Carlos Vela cerca del final de la primera parte un marcador que se había puesto de cara para los herculinos. Y, hasta la expulsión de Evaldo, el Dépor apenas importunó la portería de Bravo en el segundo acto, más pendientes de no encajar que de ir a buscar a la Real Sociedad. Con diez, cambió el chip. El resultado y el punto eran positivos, y morirían por conservarlo. Assunçao dio consistencia junto a Bergantiños en el centro del campo y Sílvio debutó en el lateral con solvencia. Cuatro puntos en dos partidos. El Dépor encara la escalada.
UNO POR UNO:
Aranzubia: 5. Atento y concentrado los 90 minutos, encajó un gol imparable de Carlitos Vela. En una salida de puños, metió el miedo en el cuerpo a la parroquia deportivista.
Manuel Pablo: 6. Se mostró seguro en el flanco derecho tras anunciarse su renovación. Una vez recuperada, el capitán no quiere perder la titularidad.
Marchena: 7. Titular indiscutible con ambos entrenadores, ayer volvió a dejar claro por qué es el jefe de la defensa blanquiazul
Zé Castro: 5. Sobrio hasta el gol, cuando se achicó en el tiro del mexicano dentro del área. Aprovecha su toque para sacar el balón desde atrás con claridad.
Evaldo: 2. Después de un partido seguro en defensa, el brasileño volvió a dar la de arena en Anoeta. Acabó expulsado de forma injusta por Del Cerro Grande.
Jesús Vázquez: 3. Nervioso con el balón y desafortunado en las coberturas, el onubense no tuvo un buen debut en Primera con el Deportivo.
Bruno Gama: 6. Hace muchas cosas bien, sobre todo con el balón en su poder. Incisivo y vertical, los rivales ya saben que deben tener cuidado con el de Vila Verde.
André Santos: 7. Le da sentido al juego de ataque coruñés, algo que parecía imposible con la ausencia de Valerón. Se está asentando en el once.
Pizzi: 8. El jugador más determinante del Dépor en los últimos meses de competición. Con su diana, empata a Riki como máximo goleador de la plantilla.
Riki: 6. Trabajo constante del ariete madrileño en Anoeta. Sigue sin ver puerta, pero su trabajo es impagable.
Assunçao: 6. Mostró el empaque del que hablaba Lendoiro el pasado jueves en el Playa Club. Con 10 se multiplicó.
Nelson Oliveira: 3. Apático en ataque. Pese a sus cualidades, aportó muy poquito los minutos que estuvo sobre el campo.
Sílvio: 6. Seguro y con recorrido. Dejó un detalle de su clase con una doble pared con Pizzi.
EL MEJOR:
Bergantiños: 8. El mejor una vez más en el centro del campo herculino. Roba, equilibra, ordena y manda. Consolidadísimo a la categoría.
LAS CLAVES:
Nadar y guardar la ropa. Este Dépor de Domingos Paciência se arma desde atrás y una vez asegurada esta parcela se aprovechan de los errores rivales para crear peligro.
Expulsión de Evaldo. La segunda cartulina al brasileño impidió al equipo deportivista a volcarse sobre la meta de Bravo los últimos 20 minutos.
LO MEJOR:
El estilo se consolida. Domingos Paciência está dotando a este equipo de una agresividad e intensidad que desconocía la parroquia deportivista en Primera. Además, siempre hay un plan.
Con 10, buen trabajo defensivo. El conjunto blanquiazul, tras la expulsión de Evaldo, supo defender el resultado con orden, solidaridad y sacrificio.
LO PEOR:
Pérdidas inoportunas. “No está todo como quiero”, dijo Paciência en la rueda de prensa posterior al encuentro. Seguro que se refería a las incomprensibles pérdidas en la salida de balón.
Del Cerro Grande. El árbitro madrileño se mostró muy riguroso en todas las acciones divididas y muy casero en la mayoría de sus decisiones. Como ejemplo, la segunda amonestación a Evaldo.