No habían transcurrido ni diez minutos desde que Tino Fernández anunciara en la Junta de accionistas que el Deportivo incluiría al fútbol femenino en su disciplina; yo, aún incrédula, decidí escribirle a una buena amiga. “Dépor femenino”, le puse. Conciso, claro, rápido de leer. No era necesario poner nada más, ella me iba a entender. Y así fue, pasados un par de segundos, recibí su respuesta. “Yo lloro. Así te lo digo”. Tan efusivas como sinceras, aquellas palabras me tocaron el corazón. Juntas habíamos sufrido el último descenso, mi hombro había soportado sus llantos aquel fatídico uno de junio. No habíamos sido capaces de despedir a Valerón, y, envueltas en un mar de lágrimas, habíamos abandonado Riazor antes de tiempo. El trayecto a casa, ese día, había sido silencioso. Algún que otro déjà vu, varios comentarios pesimistas –“ahora sí, se acabó todo-, un consejo –“no mires el móvil hasta mañana”-, y una simple despedida –“ánimo, intenta descansar”. No teníamos fuerzas, nuestro Dépor, por segunda vez en dos años, había caído al pozo.
Más cercano aún, está el derbi del curso pasado, ¿consigues recordarlo? 0-2, en casa, ante el enemigo. Con esa rivalidad naces y duele. Quieras o no, duele. Salir derrotado de tu propio estadio por el Celta… Qué picadas acabamos, ¿eh? La mala “cesión” de Luisinho a Fabri, el tweet de Iago Aspas… Menos mal que nos calmó aquel Whatsapp vigués: “Vosotros, en la derrota podéis acordaros de los títulos, por lo menos, nosotros ni eso”, nos decían desde el Sur. Menos mal. Éramos puro nervio, pura decepción. Aquel regreso a casa también se hizo eterno, claro. Vaya cabezotas.
Hubo más noches largas, de insomnio, de tristeza por amor a unos colores. Pero nos levantamos. Siempre nos levantamos, tía. Y hoy me vienen a la cabeza tantas y tantas tardes hablando de tu sueño, de mi sueño, del sueño de todas esas niñas -y no tan niñas- que anhelan vestir estos colores… ¿Te acuerdas? ¿Cuántas veces hemos pensado que nunca llegaríamos a ver todo esto? ¿Cuántas veces desde casa nos pidieron que no nos ilusionáramos? ¿Cuántas? Es increíble. Realmente increíble.
Hoy me acuerdo también de las deportivistas treintañeras que se vieron obligadas a abandonar la práctica del fútbol por la edad, el trabajo o por sus respectivas familias. Sé que, aún llenas de envidia –sana-, estarán sonriendo al saber que otras niñas de la ciudad sí que podrán cumplir su sueño.
Tampoco me olvido de la ilusión de tantos y tantos padres. Ni de las diez mil firmas, ni de toda esa gente que movió mar y tierra para que hoy esto vaya camino de hacerse realidad. Porque era injusto ser uno de esos cuatro equipos de La Liga que no disponen de sección femenina. Porque con esto crece Galicia y crecemos todos. Porque ahora las niñas que vengan de abajo sabrán que es posible jugar en el Dépor y defender el escudo que antes animaban desde Preferencia. Porque nos lo merecíamos. Va por ti, amiga. Y por mí. Y por ellas. Qué bonito ser todos iguales.
La noticia: El Deportivo femenino se estrenará la próxima temporada.
Rocío Candal es redactora de Riazor.org y también jugadora del Orzán en la Segunda División Nacional. Ella mejor que nadie conoce el valor de la noticia de ayer.