Esta semana he escuchado a alguien decir “deberían jugar las chicas”, haciendo referencia a que deberían sustituir a la plantilla del primer equipo masculino. Pues qué queréis que os diga: ojalá. Tras quedarse a las puertas de pelear por el ascenso la temporada pasada, el Deportivo Abanca no se dio, en absoluto, por vencido. Los números hablan por sí solos: a falta de dos jornadas, las de Manu Sánchez se proclamaron campeonas de Liga, habiendo conseguido un total de 70 puntos repartidos en forma de 23 victorias y un empate. Casi nada.
La evolución de este equipo es digna de admirar y, como aficionada, siento un gran orgullo por muchas razones. Cuando era pequeña era prácticamente impensable que las chicas jugasen al fútbol de manera profesional. Las niñas a las que nos gustaba y huíamos del estereotipo de que era un deporte de niños teníamos como referentes a hombres futbolistas, cosa que empieza a cambiar gracias a la evolución que está experimentando el deporte más seguido en nuestro país.
En los últimos meses hemos visto un auge en el público que asiste a las competiciones de fútbol femenino, incluso llevándose a cabo dos hitos históricos: el primero lo vimos en San Mamés durante un Athletic-Atlético de Copa y el segundo en el Wanda Metropolitano en un partido de la Liga Iberdrola que enfrentaba a Atlético de Madrid y Barça.
Hay gente que piensa (¡y afirma!) que si el fútbol femenino no tiene repercusión mediática es porque no vende. No puedo estar más en desacuerdo. Es justamente al revés. En los espacios dedicados a los deportes es más fácil que nos hablen de los vídeos caseros de ciertos futbolistas con sus hijos que de fútbol femenino. Lo hacen solamente cuando se consigue algún título y siempre de forma escueta. ¿Qué pasaría si, en lugar de hablarnos de cosas ajenas a lo meramente deportivo -y que suelen ocupar gran parte de la información- nos hiciesen, por ejemplo, un resumen de la Liga Iberdrola? Está comprobado que cuando los medios dan visibilidad al deporte femenino, el público responde.
En nuestro caso, lo tenemos fácil. Tenemos el privilegio de contar con un equipo cuyo esfuerzo está a punto de ser recompensado. Estoy segura de que ellas harán todo lo posible por conseguir ascender a Primera División y en nuestras manos está acompañarlas y que sientan que para la afición es muy importante todo lo que están consiguiendo: hacer historia. Llenemos Abegondo para llenar Riazor cuando consigan aquello por lo que están trabajando tan duramente.
Antes hablaba de los referentes masculinos. Las nuevas generaciones van a poder elegir indistintamente entre hombres y mujeres futbolistas, entre ellos mi hijo de cinco meses, cuyo ídolo quizás sea el día de mañana Miriam Ríos o Tere Abelleira y quien espero que crezca yendo a Riazor también viéndolas a ellas defender nuestros colores.