Cada uno tiene sus propios recuerdos balompédicos. Pero dentro del imaginario colectivo, si hablamos del fútbol femenino español, en muchos casos aparece el Rayo. El Rayo, el Estadio de Vallecas, los goles de Sonia Bermúdez y hasta Milene Domingues –la primera extranjera de la liga-. Hay clásicos que perduran en el tiempo, barrios que alcanzan la gloria. En 2009, Vallecas vivió sus primeras noches de Champions. Y lo hizo gracias a su equipo femenino. Con el masculino en Segunda, las mayores alegrías las patrocinaban Ali Gómez -este nombre podría aparecer en cualquier momento de la historia de la sección- o Natalia Pablos -este también-. Siempre al amparo de Teresa Rivero, la gran valedora de la sección, la gran impulsora durante aquellos años.
Cuando Vallecas tocó la gloria, cuando el Rayo jugó la Champions, el fútbol femenino no tenía visibilidad. Ninguna. Por poner en contexto, muchas niñas éramos futboleras y, por aquel entonces, no sabíamos siquiera que había una Primera femenina. Jugábamos sin referentes, sin visos de futuro, sin saber qué se vislumbraba en el horizonte. Como quien otea en medio de la nada, perdido, y, por mucho que camina, por mucho que fija la atención, no reconoce el terreno ni consigue imaginarse qué hay más allá.
Cuando nadie apostaba por ellas, Teresa Rivero lo hizo. «Eran como sus niñas mimadas, las amadrinó, era una época de bonanza, y las mejores jugadoras a nivel nacional estaban aquí. Ves la Selección Española ahora, o ves a los demás equipos, y siempre hay una exrayista». Alberto Leva, miembro de la Peña Rayista Piti, estuvo, está y estará al lado del Rayo femenino. En las épocas doradas y ahora. Sin embargo, por encima de todo, recuerda con especial cariño aquellos años mágicos.
«Eran sus niñas, y quizás el fútbol femenino no devolvía lo que Teresa Rivero le daba a nivel de club. Estábamos muy por encima de nuestras posibilidades, y de las posibilidades en esa época del fútbol femenino en general», prosigue Leva; que recuerda un día en concreto: el partido de Champions contra el Arsenal (2010). «Fue la última vez que se abrió el Estadio de Vallecas para ellas, hasta este año. Casi 9.000 espectadores para ver un partido de fútbol femenino. Era impensable, probablemente esa era la misma cantidad de espectadores que acudían habitualmente a ver el masculino», añade.
Sin embargo, después de ganar 3 ligas consecutivas -entre 2009 y 2011- y una Copa de la Reina, el sueño del barrio se fue desvaneciendo poco a poco. «Duró lo que duró. A partir del declive de los Ruiz Mateos, en 2011, empieza también el declive de la sección femenina. Va todo un poco de la mano». Hasta ahora, que vive su momento más delicado.
«Si Teresa Rivero apostaba abiertamente y a contracorriente, porque en aquel momento el fútbol femenino era el gran desconocido para todo el mundo; ahora que está en ague, que es cuando tienes que apostar de verdad, el presidente Martín Presa hace todo lo contrario«. Leva argumenta su postura. «El campo donde juegan es un pequeño búnker, van a poner lonas para que la gente no pueda ver el fútbol si no es abonado del femenino. Estás vendiendo una imagen, una marca, una igualdad… Que no se ve reflejada sobre el tapete«. Y sigue con su discurso. «El año pasado entrenaban entre las 8 y las 9 de la noche, y a partir de cierta hora les apagaban las luces para que se fueran«.
Si hablamos del femenino, cualquier tiempo pasado parece mejor en Vallecas. Sin embargo, ellas se empeñan en no bajar los brazos, en resistir ante cada golpe. Porque la franja tiene magia, la franja tiene algo que atrapa. Y nadie mejor que ellas para honrarla cada domingo. Por encima de todas las circunstancias. Contra todo pronóstico.
*El fútbol femenino español está en crecimiento gracias a las futbolistas, a los entrenadores… Pero también gracias a aficionados como Alberto Leva. Este sábado, el Dépor ABANCA recibe en la Ciudad Deportiva de Abegondo al Rayo Vallecano (18h). Esta serie de textos sobre sus rivales pretenden poner en contexto, explicar de dónde viene y hacia dónde va el fútbol femenino español.