Con sus goles, Riki se ha convertido en una pieza capital para lograr la salvación, y también en una piedra en el camino iniciado por Nélson para triunfar en A Coruña.Pese a lo que se afirma desde su entorno más cercano, éste no ha de ser un año perdido para el luso.
Iago Aspas es un futbolista que no deja indiferente a nadie, especialmente por estos pagos. Jugador con clase, se postula tras este año como firme candidato a salir de España rumbo a Inglaterra, si bien el tiempo confirmará o desmentirá tales informaciones. A sus 25 años, nadie duda que se atisba un jugador de futuro para cualquier equipo que lo desee, si bien es verdad que en los últimos tiempos su rendimiento bajó sensiblemente en el Celta, algo que muchos achacan a su falta de madurez para digerir su situación actual en el mercado futbolístico.
Sea así o no, lo cierto es que su inmadurez quedó más que acreditada y evidenciada en los últimos derbis que el Deportivo disputó contra el equipo olívico. Sus declaraciones en vísperas de derbis anteriores y su metedura de pata durante el último –perjudicando a su propio equipo-, hicieron que muchos fuesen los que presagiaban que, o el chaval maduraba un poco, o muchos equipos que lo deseaban se echarían atrás en sus pretensiones al ver estos detalles. Su expulsión en el encuentro del pasado marzo, tras la patada sin sentido a Marchena, provocó las risas en la grada, y los gritos de “¡tonto, tonto!” del respetable.
25 para 26 años deberían ser suficientes para que un futbolista tuviese la cabeza perfectamente amueblada o, al menos, sus errores serían menos disculpables que con la inexperiencia que dan, por ejemplo, los 21. Son los que atesora en estos momentos el portugués Nélson Oliveira, desafortunado protagonista esta semana tras sus malos gestos hacia el público después de anotar el segundo gol ante el Espanyol el pasado domingo en Riazor; un tanto que, en función de cómo acabe la temporada, podría haberle servido para salir de aquí como uno de los protagonistas de la permanencia, enmascarando un poco su vergonzosa campaña y que, sin embargo, también por su falta de madurez, solo va a ser un motivo más para recordar su penosa estancia en A Coruña.
Pese a su juventud, él llegó aquí como un jugador de futuro. Su gol ante Osasuna en el inicio liguero hacía presagiar tardes de gloria y sus movimientos en el ataque hicieron a muchos que años llevan ya en esto pronosticar que pronto, muy pronto, sería el delantero titular en el Deportivo. Nada más lejos de la realidad. Creo que el mayor problema de Nelson Oliveira fue justamente un Riki que está en la mejor temporada de toda su carrera, cuyos goles han constituido una bendición para un equipo que lucha por sobrevivir en Primera y que le ganó la batalla en ese puesto con los tres entrenadores que por aquí pasaron, mostrando una profesionalidad a prueba de bomba en el que, parece, podría ser su último año en A Coruña.
Por eso, creo que las declaraciones de su padre el pasado lunes, afirmando que éste era un año perdido en la trayectoria de su hijo, merecen una discrepancia abierta y profunda. Nélson está todavía en edad de aprender y una de las conclusiones que ha de extraer de la presente temporada es que, en el mundo del fútbol, para ganar algo hay que competir; y lo primero, para conseguir anotar muchos goles, es lograr obtener el tiempo de juego necesario, mostrándote mejor que tu competencia en el vestuario y alcanzando así la titularidad. Aquí nadie regala nada y él mismo puede comprobarlo simplemente analizando sus palabras en la rueda de prensa en la que pidió disculpas, y viendo cómo cambiaron las cosas para todos desde aquel partido ante el Granada hasta hoy. Y con todo, pese a este cambio, el objetivo no se ha cumplido, por lo que el Dépor necesita algunos goles más como el anotado ante el Espanyol, por lo que enfrascarse en el rencor y no querer verlo es, sin duda, irresponsable.