El futbolista luso, que aprovechó su único disparo a puerta en toda la temporada para regalarle la salvación al Deportivo, no sabe dónde jugará la próxima temporada.
En uno de sus análisis, allá por 2012, Dani Méndez titulaba ‘Lo que el fútbol te da, el fútbol te lo quita’. Sin duda esta frase me ha venido a la cabeza a la hora de escribir de Diogo Salomão. Nadie en A Coruña ha olvidado esas eléctricas carreras por la banda, esa inocente sonrisa de un chico dispuesto a convertirse «en alguien» en el mundo del fútbol alejado de su casa al que ni las lesiones le han borrado ese gesto amable.
Suyo fue el tanto que más se gritó por parte de los aficionados herculinos en mucho tiempo y se podría decir que es el que más lágrimas ha hecho derramar a una hinchada que ha disfrutado a cuentagotas de una temporada para olvidar. El que acaba de terminar ha sido el cuarto curso en el Deportivo de un Salomão castigadísimo por las lesiones. Un jugador en el que el cuerpo técnico decidió confiar el pasado verano pese a que se perdería los primeros meses por lesión, y que finalmente se ha convertido en hombre clave.
Y es que apenas contó para Víctor Fernández, quien en 2014 solo le dio algunos minutos en Copa del Rey -su alta médica data del 5 de noviembre-. Confió en él ya en el 2015 ante el Espanyol, pero de nuevo los problemas musculares volvieron a apartarlo varias semanas del equipo. Volvería el 15 de abril cuando el Deportivo ya era cosa de Víctor Sánchez del Amo y lo hizo para inscribir su nombre en esas acciones que perdurarán en el tiempo.
Curiosamente, consiguió la titularidad en los dos últimos partidos de Liga donde el Deportivo se jugaría la permanencia. Fue de la partida ante Levante y Barcelona, siendo él quien consiguiese superar a Masip en la recta final del encuentro para darle el punto que necesitaba el club herculino para aferrarse a la vida de la Primera División. Un disparo a puerta, un gol. Y otra eléctrica carrera pero esta vez para celebrar ese tanto con los aficionados que visitaron el Camp Nou.
Su cesión termina, por cuarta vez, y deberá volver al Sporting de Lisboa. Su buen hacer podría tener como consecuencia una quinta solicitud de cesión por parte del Deportivo, o quien sabe, ponerle punto y final a tanto préstamo y hacerse definitivamente con los servicios de aquel chico de sonrisa inocente que se convirtió en uno de los héroes de la permanencia del 2015.
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