Edy Caridad analiza para Riazor.org la vuelta de José Luis Oltra a Riazor como técnico del Real Mallorca. El público respondió con aplausos cuando desde la megafonía dijeron su nombre.
Regresó Oltra a Riazor y tres puntos se quedaron en Coruña. Nuestro técnico del ascenso cayó ante nuestro técnico del descenso, pero lo cierto es que Vázquez se ha ganado muchas más simpatías en la ciudad que el engominado preparador del Mallorca.
El pasado fin de semana, el Dépor volvió a dar muestras de su solidez (todavía no salgo de mi asombro por ello) y el equipo de Oltra volvió a ser eso; un equipo de Oltra: atrevido en ataque pero que asume unos riesgos excesivos para el fútbol profesional. A él hay que agradecerle el último ascenso a Primera, pero juguemos por un momento a ser injustos (o no). ¿Qué equipo tenía Oltra hace dos temporadas y qué equipo tiene ahora Vázquez? En definitiva, ¿se imaginan ustedes lo que haría el preparador de Castrofeito? ¿Podría mejorar el récord de puntos en Segunda? ¿Habría mantenido al equipo en Primera si se hubiese hecho con las riendas desde el verano?
Más allá de los conceptos futbolísticos, que son susceptibles de debate, la principal diferencia entre ambos es cómo han conectado con el entorno deportivista. No hay ni un solo aficionado (o si lo hay está escondido) que piense que Vázquez no es, en estos momentos, el entrenador ideal para el Deportivo. A Oltra, incluso ganándolo todo en Segunda, sí se le discutía.
Oltra no tiene el carisma de Vázquez y, además, nunca se adaptó a la idiosincrasia coruñesa. Mi opinión personal, y muy bien fundada, es que el valenciano no entendió la idiosincrasia, la forma de ser coruñesa. Claro que hizo amigos, pero…
Baste un ejemplo. Como periodista del ya fenecido DEPOR Sport (¿alguien se acuerda de él?) tuve la ocasión de asistir a numerosas ruedas de prensa de Oltra. Y el cariz de sus comparecencias públicas siempre fue el mismo: tirante. Les puedo asegurar que la prensa deportiva coruñesa no es ‘venenosa’. Quiero decir, que trata bien a los entrenadores del Dépor. He trabajado en otras plazas y aseguro que esto es una balsa de aceite. Y Oltra siempre pensó que aquí se le atacaba. Veía enemigos donde no los había. Y alguno también dentro del vestuario…
Me consta que trabajó mucho en ello con los psicólogos del club, pero a la tercera o cuarta pregunta ante los plumillas ya le cambiaba el semblante. Son cosillas, aspectos que definen el día a día en el club. Así, mientras todo iba bien y el Dépor arrasaba en Segunda, Oltra vivía en el cielo a pesar de que pensaba que se le cuestionaba. Cuando el cuadro coruñés comenzó de forma desastrosa en la máxima categoría, Oltra finalmente perdió el rumbo.
Será, al menos por mi parte, siempre bienvenido a Riazor como visitante. El fútbol que plantea suele ser bastante previsible si no cuenta con los hombres necesarios para ello y me cuentan que se está reciclando. Debe de ser que ha transformado los enemigos del entorno en compañeros. Y me gustaría saber quién ha logrado esa hazaña de proporciones bíblicas.