Sulley Muntari ya se encuentra en A Coruña. El que fuera jugador del Milan o del Inter entre otros, llegó ayer por la noche a la ciudad herculina para incorporarse hoy a los entrenamientos del primer equipo. Muntari es un futbolista que llega para reforzar el centro del campo (si los técnicos aprueban su incorporación), aunque además de sus condiciones técnicas, el internacional ghanés llega para aportar garra y carácter al equipo, algo que se ve reflejado en su forma de ser y que que le ha llevado a protagonizar algunas anécdotas bastante singulares.
Muntari posee una personalidad muy peculiar que desde sus inicios lo ha distinguido del resto. Con 20 años, el mediocentro a prueba en el Deportivo no pudo disputar los Juegos Olímpicos de Atenas en el 2004 por crear diferencias dentro del vestuario de la selección, formándose dos bandos. Pese a que más tarde sería convocado de nuevo, Muntari renunció a ir con el combinado de su país, evitando la camiseta de Ghana durante un tiempo, algo que non sentó bien en el cuerpo técnico. Finalmente se reconcilió con el técnico encargado de dirigir al equipo africano, permitiéndole su vuelta.
No sería el único incidente con Ghana ya que, 10 años más tarde, en el Mundial de Brasil de 2014, fue expulsado de la concentración por un acto de indisciplina. El futbolista fue suspendido después de que se denunciara una agresión suya a uno de los preparadores del equipo. Desde ese incidente todavía no ha regresado a una convocatoria de su selección. Además de este hecho, Muntari protagonizó un vídeo que se volvió viral durante esos días, en donde se le puede ver fumando marihuana compartiendo habitación con varios compañeros.
Sin embargo, no todos sus hechos más peculiares son negativos. Tras finalizar un entrenamiento con el combinado de Ghana en el Mundial de Brasil (antes de su marcha), Muntari decidió dar un paseo por la ciudad en la que residían durante su estancia. Por el camino, se topó con una de las zonas más pobres de la urbe, un barrio conformado por favelas y habitado por gente sin recursos. Allí atendió a la multitud de personas que lo reconocieron, intercambiando palabras, repartiendo autógrafos… y dinero. El futbolistas ghanés se mostró caritativo con los más desfavorecidos, mostrando su lado más humano y creando un recuerdo imborrable en varias familias de una de las zonas menos afortunadas de Maceió.
Con uno de sus clubs también llegó ser el centro de atención, protestando el desinterés del árbitro durante un partido. Sobre el césped, Muntari fue objetos de cánticos racistas por parte de la afición de Cagliari, lo que le llevó a pedirle al colegiado que detuviera el encuentro. El por aquel entonces jugador del Pescara, afirma que trató de cambiar esta conducta en un niño que se unió a los denigrantes comentarios, regalándole su camiseta. Finalmente, Muntari abandonó el choque ante la pasividad del árbitro y, posteriormente, realizó numerosas acusaciones dirigidas a la FIFA y la Liga italiana por su inexistente tolerancia contra el racismo en un campo de fútbol.