Protagonistas de la semana, la dupla Ballesteros – David Navarro visita, con su equipo, Riazor este domingo. Entre un intenso debate sobre la licitud de su dureza.
Son los hombres de moda del fútbol español. No hay debate futbolístico de bar que no los haya mencionado estos días. Están en el juzgado de la calle. Unos dicen que hay que pararlos, que ya está bien. Que no se puede ir por ahí de esa forma. Otros, que el fútbol es así y que estas cosas pasan. Eso de que el fútbol es un deporte de contacto. El próximo domingo estarán en Riazor.
Su categoría futbolística está fuera de toda duda. La pareja de centrales Ballesteros – Navarro es una de las claves del equipo revelación de la temporada pasada, que ha empezado casi con la misma fuerza este campeonato. Son el pilar sobre el que se sustenta la solidez del Levante de Juan Ignacio Martínez. No son los más guapos. Ni los más elegantes. Quizá sí sean los más efectivos. También es probable que los más duros.
David Navarro Pedrós (Puerto de Sagunto, Valencia, 1980) le partió la cara el pasado lunes a Cristiano Ronaldo. El defensor había saltado como acostumbra. Con el codo por delante. Para intimidar. La popularidad de la víctima ha aumentando la trascendencia del debate, es cierto. Pero el portugués no es el único que almacenará durante cierto tiempo en su rostro un recuerdo del codo del central portugués. Burdisso, Javi Martínez y Fernando Llorente también le sufrieron. Jesús Torres, ex del Compos, guarda una cicatriz en su pómulo desde hace diez años. Seguro que tampoco fue el primero, que estos días hay alguien por Valencia que presume que a él, como a Cristiano Ronaldo, David Navarro le partió la ceja. En juveniles, o en infantiles, quién sabe.
Sergio Martínez Ballesteros (Burjassot, Valencia, 1975) perdió los nervios en la recta final de ese mismo partido. Primero, propinó un puñetazo por detrás a Xabi Alonso. Después, en la enfermería del Estadio Ciudad de Valencia protagonizó un desagradable incidente con Pepe. Dicen, aunque nunca se sabrá con mucha exactitud lo que allí ocurrió, que lo agarró por el cuello y que tuvo que interceder medio Real Madrid para evitar que la emprendiese a puñetazos. Es un veterano del fútbol español que no cuenta con muchas expulsiones en su carrera (once) si consideramos todos los años que lleva en activo. Pero varias de ellas son por agresión, aunque el otro día, tras el partido, haya asegurado que nunca había agredido a nadie sobre un césped. Beckham y Puyol, por ejemplo, pueden dar fé. Es una especie de Robin Hood que se excita contra los grandes.
Sobre el césped del coliseo herculino se encontrarán, la mañana del domingo, con alguien que podrá comprender la situación que viven ellos ahora mismo. Porque Carlos Marchena -el segundo jugador en activo más expulsado en la Liga española, por detrás de Alberto Lopo- también sabe lo que significa que se debata sobre la licitud de sus acciones.
El termómetro de la hinchada
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