Llegó como correcaminos y, a priori, como otra de las múltiples piezas multiusos que conforman el camaleónico puzzle de Víctor Sánchez del Amo. Jonás Gutiérrez volvió a cabalgar sobre el pasto en Los Cármenes, y lo hizo ocupando el costado izquierdo del ataque blanquiazul, un detalle que no dejó indiferente a nadie y que volvió a plasmar la elevada dosis de polivalencia existente en la línea de tres cuartos de los coruñeses.
Y ahí, en ese ADN cambiante que ha caracterizado los onces iniciales del técnico madrileño durante las primeras jornadas de Liga, la paulatina irrupción que pueda llevar a cabo el centrocampista de Sáenz Peña se antoja como uno de los asuntos de mayor interés. Y es que un ligero repaso a la trayectoria reciente del internacional argentino delata su facilidad para adaptarse a las demandas de sus técnicos.
Innegociable extremo derecho en el Mallorca de Gregorio Manzano y en sus primeras temporadas en el Newcastle, la capacidad de recorrido del ahora futbolista del Deportivo llamó la atención de todo un Diego Armando Maradona que, en su etapa como seleccionador de la Albiceleste, confió en las prestaciones de Jonás para ocupar el carril diestro de la zaga en diversos encuentros del Mundial 2010. Sin un especialista en dicha posición -dos centrales, Otamendi y Burdisso, jugaron varios choques ahí- y alternando un 4-1-2-1-2 con un 3-4-3, Gutiérrez se erigió como el comodín del ‘Pelusa’ en la cita de Sudáfrica.
Ese fue el precedente. Y curiosamente, su vuelta a los terrenos de juego tras superar el cáncer testicular que marcó su último año y medio de carrera se gestó como lateral izquierdo de urgencia. Fue ante el Manchester United, y con Adnan Januzaj y Luis Valencia como primer plato. Con el titular habitual lesionado, John Carver, técnico de las urracas, situó a un lateral derecho de inicio en el puesto –Ryan Taylor– para contener el avance rival. Y Jonás le sustituyó en la segunda mitad, dejando un fantástico sabor de boca pese al tiempo de inactividad previo y al 0-1 final.