El Deportivo retoma su camino en Primera División con la permanencia en mente para dejar atrás de una vez por todas su antigua fama de club ascensor.
El descenso de la temporada 2010-11 avivó los viejos fantasmas que etiquetaban al Deportivo de la Coruña como un club ascensor. Por mucho que a día de hoy pueda parecer lo contrario, la palabra consolidación fue durante mucho tiempo una utopía para el conjunto herculino en Primera División. Desde Jesús Vázquez en las últimas horas, pasando por Augusto César Lendoiro o José Luis Oltra, ya son varias las voces autorizadas que se han referido a que la meta de la entidad blanquiazul en la campaña venidera, a priori, no debe ser otra que la permanencia.
La intrahistoria de este calificativo tuvo su inicio en la temporada 46-47, cuando, después de ascender, el conjunto gallego encadenó una pérdida de categoría con su consiguiente retorno a la competición de primer nivel. Esta circunstancia se elevaría a su máximo exponente entre 1962 y 1971, años en los que la montaña rusa se repitió hasta en cuatro ocasiones.
A partir de los 70
Poco más tarde, en la 73-74 y en la 79-80, el equipo coruñés cayó a la división de bronce española, consiguiendo en ambos casos la hazaña de rehacerse justo unos meses después. En el primero de ellos, finalizó quinto en la tabla clasificatoria, mientras que en el segundo quedó emplazado en la zona tranquila. A partir de ahí, se forjó la historia reciente de los herculinos.
El periplo relativamente apacible por Segunda División llegó a su fin en 1991, cuando Arsenio Iglesias capitaneó un proyecto a medio plazo que por fin dio sus frutos para los intereses de la ciudad gallega. Esa vez logró dos premios por el precio de uno. Por un lado salvó por poco las papeletas con un meritorio decimoséptimo puesto, y por otro consiguió una estabilidad deportiva e institucional que perduraría durante dos décadas.
El rendimiento del equipo en los próximos meses es toda una incógnita supeditada a una infinidad de factores, pero serán los hombres de Oltra los encargados de borrar definitivamente la fama de conjunto ascensor.