Christian Wilhelmsson enfila el tramo final de su dilatada trayectoria futbolística, un periplo que le llevó recientemente de vuelta al equipo donde se crió, el Mjällby sueco.
Pasó por A Coruña como una centella. Y así era su juego. Christian Wilhemsson no era un cualquiera. Escurridizo, hábil con el balón y rodeado de un aura que le asemejaba, en parte, a alguna de las estrellas del britpop de los 90, el centrocampista sueco convirtió a la ciudad gallega en uno más de sus múltiples lugares de paso. Y es que a sus 35 años, ‘Chippen’ puede presumir de haber sacado a relucir la calidad que le otorgó la confianza de Miguel Ángel Lotina hasta en nueve países diferentes desde que dejó atrás el Mjällby donde creció como futbolista.
En el Deportivo, donde desembarcó en los últimos compases del mercado invernal de la temporada 07/08, apenas perpetuó su estancia durante cinco meses. Suficientes para que Augusto César Lendoiro se plantease su adquisición a título propio en un momento en el que la tesorería ya miraba de soslayo el balance de cuentas anual. También lo hizo el Nantes, que aprovechó una oferta del fútbol saudí y envió a Wilhelmsson a la Península Arábiga, lugar que se convirtió en el hogar del exinternacional escandinavo durante la mayor parte de los últimos siete años. Hasta hace relativamente poco.
En julio de 2014 y más de una década después de decir adiós al club de su vida, Wilhelmsson volvió al Mjällby, un modesto conjunto de la ciudad de Hällevik, un pequeño núcleo costero situado a una hora en automóvil desde el Malmö natal de ‘Willy’. Lo hizo tras recibir el interés de Anders Linderoth -padre del también exinternacional Tobías Linderoth-, actual técnico de un equipo que buscó hasta el final la permanencia en la Allsvenskan desde la que llegó recientemente Celso Borges. De hecho, en el único duelo en el que ambos se vieron las caras, ‘Chippendale’ logró dar la victoria al Mjällby con el que fue su quinto tanto del curso.
Sin embargo, los 29 puntos cosechados por el Mjällby no fueron suficientes para mantenerse en la categoría. De ahí que Linderoth buscase la continuidad de Wilhelmsson un año más para poder afrontar un posible retorno a la élite, algo que el veterano entrenador nórdico todavía tantea pero no ha podido certificar. Con una residencia establecida a caballo entre Suecia y Dubai, el exjugador del Deportivo explicó tiempo atrás que, ciertamente, los motivos de su vuelta temporal a Hällevik no eran precisamente financieros: «Gano mil dólares al mes. Tres mil por estos tres meses», manifestó al diario Aftonbladet tras su primera sesión de entrenamiento.
Siempre con el pasaporte a mano, Wilhelmsson explicó tiempo después que, con su familia asentada en los Emiratos Árabes y ya en la recta final de su carrera, su idea inicial pasaba por aprovechar su experiencia en el extranjero para establecer un punto de conexión entre Asia y Europa y crear una agencia que permita a los jugadores del continente asiático dar el salto a otros lugares del planeta. Y es que tras una vida a través de Estados Unidos, Francia, Bélgica o Qatar -entre otros países-, ‘Willy’ nunca ha dejado los aeropuertos. Tampoco para volver a casa, donde, con mucho por jugar y la ilusión por bandera, todavía le esperan.