A punto de cumplirse un año de la circular en la que la Federación daba vía libre para jugar en viernes y lunes, en A Coruña sobrevolará esta noche el recuerdo de la última vez que Riazor abrió sus puertas en la antesala del fin de semana.
Un viernes de fútbol. Se hace en Inglaterra y los aficionados a la Premier están más que acostumbrados. Por llevar la locura de los horarios a un extremo poco probable en España, allí hasta se juega el día de Navidad, o en Año Nuevo. Cuestión de negocio: los propietarios de los derechos televisivos no quieren que la audiencia tenga que escoger entre uno u otro partido. Ubicándolos todos en diferentes días y horarios, se hace caja.
Lo que sí se sienten perjudicados son los que cada fin de semana ocupan su asiento en los estadios. Esos que hasta la fecha han probado de todo para evitar que estos horarios atípicos se instauren para siempre en el calendario del fútbol español. Desde los ‘supporters’ béticos, que en su día decidieron no asistir al estadio cuando los partidos se jugaran en viernes, hasta la peña más numerosa del Rayo Vallecano, que optó por no animar durante todo un partido que el equipo madrileño jugó en este horario.
En Riazor, el impulso al equipo es la gran prioridad. Por eso, las gradas del estadio coruñés lucirán prevísiblemente un gran aspecto esta noche. Como aliciente, el recuerdo de la última ocasión en la que los aficionados deportivistas fueron al fútbol un viernes. Hace once años, el Deportivo ganaba su primera liga en un partido contra el Espanyol y en un horario atípico. Un viernes a las 20 horas. Por entonces muchos confesaron que todo había sido perfecto para poder celebrar durante todo el fin de semana lo más importante que el equipo coruñés ha tenido que celebrar.
Sin tantos motivos para la alegría y en un contexto bien diferente, el Depor – Almería de esta noche será una nueva prueba para la afición ‘todoterreno’ que la deportivista está demostrando ser en este inicio de temporada. Y es que aún sabiendo que el constante cambio de horarios desgasta, no parece probable que en A Coruña se acomode el mensaje de la conocida pancarta: «si el fútbol es de las televisiones, que animen ellas».