Extravagante, imaginativo, genial. Un mito en mayúsculas para los aficionados al fútbol espectáculo. El líder, la cabeza pensante, del único Deportivo capaz de conseguir alzarse con la Liga. Un malabarista, un mago. Un superclase en Riazor.
Es difícil no asociar la figura Djalminha con un malabarista. Menos aquí, en el noroeste de la Península Ibérica, donde dejó una huella indestructible con su arte. Una huella difícil de borrar para todos los amantes de la pelota. Jugador único, especial, capaz de hacer cosas imposibles con el balón gracias a su visión de juego privilegiada. El rey de los regates inverosímiles, de los descarados pases con el tacón de su bota, con su hombro o su espalda. Puro espectáculo, pura técnica, con alma de campeón. Poseía un carácter competitivo de hambre voraz y un gen ganador innato que imprimió en cada lugar en el que estuvo. Trotamundos del fútbol, jugó a lo largo de su carrera en ocho equipos en hasta cinco países diferentes. Brasil, Japón, Austria, México y España. En España, A Coruña. Una ciudad que hizo suya.
‘Djalminha’ es ese cuento que te han contado mil veces, pero que nunca dejará de sorprenderte. Ese que siempre estás deseando escuchar de los mayores. Ese que te siembra dudas sobre la existencia de lo imposible.
Después de comenzar esta nueva sección en Riazor.org con el ilustre Bebeto, ahora es el turno de analizar la vida futbolística de un compatriota suyo que maravilló al deportivismo pocos años después. Djalma Feitosa Dias ‘Djalminha’ (1970, São Paulo, Brasil) fue un futbolista con un talento incomparable. Un futbolista que no asombraba ni por su velocidad ni por sus condiciones físicas. En él triunfaba su cabeza, su genio. Esa cabeza que también le hizo caer con el paso de los años. Hacía lo que quería cuando quería. A veces solo cuando quería. Capaz de desaparecer en partidos sin apenas trascendencia y maravillar al mundo entero a través de las cámaras de televisión contra el Barça, Real Madrid o Celta. Ese jugador mágico, capaz de levantar a un estadio entero con sus maravillosos detalles técnicos. De carácter irreverente, para lo bueno y para lo malo. A continuación analizamos los cinco instantes sin los cuáles Djalminha no hubiese sido Djalminha.
Campeonato brasileño 1996. Palmeiras 5-1 Fluminense
Djalminha consigue un campeonato brasileño en 1992 con el Flamengo, aunque apenas tiene protagonismo esa temporada en las filas del conjunto mengão. Cuatro años más tarde y tras haber pasado por la liga japonesa, explota en el Palmeiras. En un equipo dirigido por Vanderley Luxemburgo y junto a compañeros de la talla de Cafú o Rivaldo, se alza con el premio al mejor jugador brasileño del año en una campaña espectacular. Esa temporada lleva a su equipo al tercer lugar –a un solo punto del campeón Cruzeiro- y entra en el ‘Top 5’ de la lista de máximos artilleros. En el vídeo, se puede observar cómo el mediapunta marca un hat-trick contra el Fluminense, el último con una ‘cuchara’ de bellísima factura. A partir de entonces, comienza a ser llamado por su combinado nacional.
http://www.youtube.com/watch?v=DdLffJePrDo&t=1m46s
Copa América 1997. Fase de grupos. Brasil 5-0 Costa Rica
No es un currículum grande ni especialmente exitoso el de Djalminha como jugador de la selección carioca, y más si lo comparamos con el de su padre, dos veces campeón del mundo. Participa en 14 partidos con la verdeamarelha en los que marca cinco goles. No obstante, ‘O filho do Djalma’ es capaz de conquistar una Copa América para su país. Romario, Ronaldo, Denilson y un puñado de estrellas más se alzan con el trofeo continental después de vencer al país anfitrión Bolivia en la final. En el primer partido de la fase de grupos, Brasil golea a Costa Rica gracias a su enorme poder ofensivo. Djalma abre la lata con un gol de falta directa, de golpe franco, una de sus especialidades. Efecto envenenado y precisión milimétrica en una pierna izquierda de muchos kilates. Marcaría alguno más de esos en el Deportivo, y ante un portero por el que la prensa reclama ahora un Balón de Oro.
Liga española, temporada 1999-2000. 23ª jornada. Deportivo 5-2 Real Madrid
La primera campaña de Djalminha como deportivista no fue la esperada. Fichado por 1.500 millones de pesetas como complemento a la estrella Rivaldo, observa cómo ese verano el Barça se lleva a su ex compañero del Palmeiras a golpe de talonario. Se queda como el líder ofensivo de un equipo que se tambalea por el constante cambio de técnico. Sin embargo, con la llegada de Irureta la situación da un vuelco. El equipo se reordena y el vasco rebaja su esfuerzo defensivo. La magia, entonces, comienza a brotar de sus botas. Contra el Madrid en Riazor, se inventa una ‘lambretta’ en el borde del área para dejar el balón franco a Víctor. Otro detalle imborrable con una anécdota al final del partido: Raúl le criticó el regate. “¿Por qué haces esas tonterías?”, le dijo Raúl. El brasileño -siempre contestón- le respondió: “Porque soy jugador de fútbol. Tú metes goles, pero yo soy jugador de fútbol”.
http://www.youtube.com/watch?v=cynVxln8yhM&t=1m0s
Liga española, temporada 1999-2000. 36ª jornada. Deportivo 2-2 Zaragoza
Irreverente, como decíamos antes. Capaz de lo mejor y de lo peor hasta con el equipo jugándose una Liga. Capaz de reclamar el balón a sus compañeros en un momento de máxima presión para marcar con un latigazo desde fuera del área. Capaz también de celebrarlo sacándose la camiseta y auto-expulsándose, dejando al equipo con un hombre menos a falta de diez minutos. Eso hizo contra el Zaragoza en la jornada 36, y el Deportivo acabó perdiendo los dos puntos que le daba el gol de Djalma. La euforia también le hizo perderse el partido siguiente. No fue su única salida de tono en las filas del Deportivo de La Coruña. En el año 2002 y viendo la falta de oportunidades que le concedía Irureta desde la llegada al equipo blanquiazul de Juan Carlos Valerón, a Djalminha se le cruzaron los cables en un entrenamiento y propinó al entrenador un cabezazo ante el asombro de sus compañeros. Fue la nota que colmó el vaso de una relación de amor y mucho odio entre los dos protagonistas.
Liga española, temporada 2000-2001. 12ª jornada. Deportivo 1-0 Celta
Derbi gallego en Riazor. Cuatro puntos separan a un Dépor recientemente campeón de Liga y a un Celta de Vigo que atraviesa uno de sus mejores momentos de la historia con Víctor Fernández en el banquillo. El partido es trabado en el centro del campo, excesivamente duro por momentos y sin apenas oportunidades claras de gol. Valerón no aguanta tanto envite y es sustituído en el 57’ por Djalminha, esa estrella a la que Irureta no podía –o parecía no querer- acoplar al juego del ‘Flaco’. A los 18 minutos de haber saltado al campo y a un cuarto de hora del final de partido, el brasileño recibe en la esquina izquierda del área de José Manuel Pinto un pase largo de Makaay y hace magia. Una vez más. Quiebra al celtista Yago gracias a un taconazo con su pierna mala y cuando el balón se para, suelta un disparo inapelable con su zurda. Imagen única, mítica. El abrazo que le da Scaloni en la celebración es con el alma de todos los aficionados deportivistas.
Cinco cosas que quizás no sepas sobre… Djalminha
1. Por la sangre de Djalminha siempre corrió fútbol. Hijo de un central internacional brasileño, Djalma Dias, y sobrino de Carlos Alberto Torres, capitán de la selección carioca que ganó en el Mundial de México 1970, su destino estaba ‘atado’ a una pelota.
2. Con apenas 16 años y acompañando a su padre, Djalminha fue el mejor en un partido con la selección brasileña de veteranos, eclipsando a hombres como Garrincha o Pelé, que le auguraron entonces un gran futuro. Nació una estrella.
3. En sus inicios en el fútbol brasileño, primero en el Vasco de Gama y después en las filas del Flamengo, fue bautizado con el sobrenombre de ‘O Dios’. Su magia no pasaba inadvertida para nadie.
4. En la celebración de la Liga con el Deportivo fue el primer jugador del conjunto gallego que se tiñó el pelo de rubio. Al poco tiempo, la mayoría se unió al mediapunta brasileño.
5. Quién lo conocía sabía, y como más tarde aseguró él, que su gran reto era tirar un penalti ‘a lo Panenka’ –como tantos que ha marcado- y llegar a la portería antes de que el balón sobrepasase la línea. Nunca lo consiguió, al menos en partido oficial.
UNA LEYENDA EN CINCO INSTANTES: