Corren malos tiempos para el Deportivo, pero todos sabemos cuál es la clave para el éxito: dos sustantivos que componen la pócima mágica para salir de las situaciones complicadas y que ya funcionó a la perfección la campaña pasada.
El mal inicio de temporada del equipo coruñés se ha convertido en una mosca escondida tras la oreja del deportivismo que no para de susurrar que la Segunda División está muy cerca, pero ahora más que nunca es cuando debemos dar ese plus de confianza al equipo. Las sensaciones son malas, eso nadie lo duda, pero encadenar una pequeña racha de buenos resultados podría hacernos recuperar la ilusión que hace unos meses nos hizo estallar de júbilo una maravillosa tarde de mayo. Cuentan las lenguas más sabias que en esto del fútbol es más complicado ascender a Primera que mantenerse en la categoría de oro y razón no les falta.
La temporada pasada fuimos capaces de ascender y de sobreponernos al palo más gordo de la historia reciente del Deportivo desde el penalti de Djukic. Tras perder esa Liga, seguimos creciendo y llegamos a ver al equipo ganar la Copa del Rey y –por fin- aquel campeonato que el destino nos debía desde 1994. Más tarde fuimos capaces de conquistar Europa y asombrar a medio mundo. Tras el ‘Centenariazo’ y la remontada contra el Milán llegamos a creer que siempre estaríamos ahí arriba pero el destino de nuevo, y esta vez poco a poco, nos fue quitando la ilusión, hasta que llegó el bofetón final con el descenso a Segunda División.
Ahí sí que la situación era complicada. Muchos daban por hecho que nunca volveríamos a regresar a la élite y que estábamos condenados a la desaparición. Solo los más fuertes decidieron quedarse y asumir el reto, los más débiles huyeron con el rabo entre las piernas en busca de otro escudo que les diese cobijo. Pero no solo fuimos capaces de regresar al año siguiente, lo hicimos por la puerta grande, batiendo récords y con el incondicional apoyo de una afición que cada domingo le grita a los jugadores que nunca se van a rendir, pase lo que pase.
Nadie recuerda que los comienzos no fueron fáciles la campaña pasada, ni que tras ello fuimos capaces de sobreponernos y lograr el objetivo marcado. ‘Unión y compromiso’ rezaba la pancarta que supuso un antes y un después el pasado curso liguero y precisamente eso es lo que necesitamos en estos delicados momentos. La afición ha puesto su parte y, en contra de lo que piensan los escépticos, muchos creemos en que de esta situación se puede salir si estamos unidos y comprometidos.
Empezar el año con buen pie y encarrilar una racha de buenos resultados nos sacaría del pozo en pocas jornadas. Tenemos dos grandes porteros, un campeón del mundo y de Europa, jugadores de ‘la casa’, jóvenes promesas e incluso tenemos un ‘Mago’ dentro de la plantilla. En el fútbol muchas veces las rachas marcan la diferencia, pero ya sean buenas o malas siempre llegan a su fin, de eso no hay duda.