El tempranero y sorprendente golazo de Héctor Hernández en el Reina Sofía dio paso a 95 minutos de emocionante ejercicio de resistencia por parte del Deportivo. Una actuación que, por otra parte, no debería sorprender a nadie. Desde su primera etapa como técnico blanquiazul, Fernando Vázquez ha demostrado en más de una ocasión ser capaz de construir entramados defensivos inaccesibles con poco tiempo y menos mimbres. No es de extrañar, pues, que con pilares de la talla de Mujaid, Bergantiños, Borges o Uche levante muros graníticos, sin que siquiera afecte que tenga que cambiar toda la última línea de cobertura de una semana a otra.
A la sabiduría del de Castrofeito cuando se trata de ponerle palos en las ruedas al rival, se une el nivel de inteligencia, concentración y superioridad física de unos jugadores defensivos que se están echando al Dépor a la espalda. La diferencia se está marcando sobre todo en área propia, sobre la que en las dos últimas semanas han llovido numerosos centros laterales que pocas veces han sido rematados por los rivales.
Por llevarlo al extremo, los defensas han tenido incluso que asumir la tarea del gol en un equipo cuyo actualización va todavía por el 50 por ciento. El Dépor sigue siendo nulo con la pelota, por más que el césped sintético no ayudara. Ni siquiera cuando el blindaje atrás hace que los contrarios pierdan la paciencia. Incluso la esperanza. Compostela y Unionistas bajaron los brazos a la hora de partido, hartos de estrellarse y desfondados por tratar de acelerar el ritmo de partido. Y dejaron espacios, hectáreas que el cuadro blanquiazul no fue capaz de aprovechar por más contragolpes en superioridad que se presentaron.
Keko contra todos
Y es que el equipo blanquiazul acabó metido en su área y concediendo dos remates francos por no saber matar el partido. Porque, en ataque, ahora mismo Keko se encuentra librando una batalla para la que no hay plan y, lo que es peor, en la que está solo. El madrileño volvió a ser el único argumento herculino. Comenzó en la banda y desbordó. Se fue al centro y logró sacar el balón de atrás con cabalgadas que se quedaban en nada por falta de socios. Hasta le dio un gol medio hecho a Lara que el sevillano no quiso.
No se pueden sacar demasiadas conclusiones de lo visto ante Unionistas, pero quizá habría que hacerse la siguiente pregunta: ¿Estaría el Dépor capacitado para hacer un partido diferente aunque no se hubiese adelantado en el marcador? Imagino que el tiempo nos responderá.