La pareja Culio-Juan Domínguez, el polaco Wilk, Luisinho o la inmensa hinchada del conjunto blanquiazul, temas de interés en este análisis del partido entre gallegos y maños.
1. Reconozco que a la hora de hacer la crónica del partido fui bastante crítico. Verlo en el estadio, sin repeticiones y sin saber con exactitud cómo habían sido ciertas ocasiones puede llegar a distorsionar un poco la realidad. Además, si a falta de un minuto para el pitido final -y yo con la crónica ya hecha-, que un gol cambie completamente el sentido de la historia que estoy construyendo desorienta un poco más. Pero bueno, pude ver una redifusión y creo que el partido del Dépor no fue tan malo como lo conté yo. Eso sí, sigue habiendo aspectos muuuuuy mejorables.
2. Quizá lo que menos me convenza es la pareja Culio-Juan Domínguez por delante de un jugador posicional. Tanto al argentino como al gallego les gusta ser protagonistas y colisionan mucho al estar a la misma altura y con las mismas responsabilidades, que no son otras que aparecer con claridad en posiciones de ataque y saber cómo hacerles llegar el balón con ventaja a los delanteros y extremos. Para eso, y bajo mi impresión, se estorban. Me gustó más en la segunda parte, cuando Culio adelantó su posición a la mediapunta y Domínguez se quedó junto a Wilk. Ahí chocaron menos.
3. El que estuvo de 10 fue Cezary Wilk. El polaco ya se ha afianzado en el centro del campo blanquiazul y tiene muy claro cuál es el trabajo que tiene que desempeñar. Equilibra, roba y pase fácil al compañero más cercano. Sin complicaciones, sin florituras. No se le pide más, y seguramente no sepa dar otra cosa que no sea ésa. Ayer probó a acercarse a puerta rival cuando el partido lo requirió y probó el disparo. El público le agradeció su esfuerzo cuando Fernando Vázquez decidió cambiarlo para poner toda la artillería en el campo.
4. Un minuto después del cambio de Wilk, vino el minuto fatídico de Luisinho. El portugués rompió el fuera de juego en el gol de Víctor Rodríguez e hizo una entrada excesiva en campo contrario que le costó su segunda amarilla. Una acción infantil que, aunque no condicionó el resultado final, sí pudo haberle hecho mucho daño al equipo gallego. No obstante, creo que todos estamos de acuerdo en que el luso debe ser el dueño y señor del lateral zurdo siempre que esté disponible. En ataque aporta, lo que no pasa cuando juega un lateral a banda cambiada.
5. Cada vez me gusta más Álex Bergantiños como central que como mediocentro. Sí, sé que a él le gusta más jugar unos metros más adelante, pero partido a partido el coruñés se afianza en esa posición de zaguero ya sea con Insua como ayer o con Kaká la semana pasada. Su genio, su capacidad de liderazgo y su carácter lo exprime al máximo desde ese puesto tan retrasado. Personalmente, no lo movería de esa posición.
6. Los extremos van minuto a minuto adecuándose a su posición. En muchos momentos, tanto Rudy como Arizmendi se emplean más a fondo en defender las internadas de los laterales rivales que de guardar fuerzas para llegar frescos para el ataque. Son dos jugadores muy aprovechables que poco a poco entran con fluidez en la dinámica del grupo. Y ojo con Núñez, que se le ve con ganas de estirar al máximo los dos meses y medio que le queda de contrato.
7. Muy buen partido el de Laureano Sanabria ayer ante el Real Zaragoza, sin duda el mejor del madrileño esta temporada. Es importante recuperar al incombustible lateral, que en defensa es más que aceptable y, en forma, puede aportar mucho en ataque. El punto negro son los centros, aunque en uno de ellos le puso el balón en bandeja de plata a Borja Bastón.
8. Merecen un reconocimiento, y hay que decir que los 10 últimos minutos de partido fueron suyos. La afición sigue sorprendiendo a propios y extraños. Hasta a mí, que voy a prácticamente todos los partidos de Riazor me siguen sorprendiendo. El domingo a las 12 estaban más de 20.000 personas en Riazor animando sin cesar a su equipo. Ellos dieron fuerzas para que los 10 jugadores que quedaban sobre el campo fuesen capaces de llegar a la portería de Leo Franco en tres o cuatro ocasiones. Ellos atenazaron al rival. La pierna de Borja que empujó el balón a la red fueron las de todos los aficionados que gritaron gol tras el disparo de Culio.