El exjugador de Deportivo de La Coruña, Xerez y Recreativo comanda desde la dirección deportiva el sueño del Gimnàstic de Tarragona de retornar a la división de plata.
De la última aventura del Nàstic de Tarragona en Primera División han pasado casi ocho años. Y del conjunto que Luis César Sampedro devolvió a la máxima categoría 56 temporadas después apenas permanece un miembro en la plantilla actual: el veterano arquero maño Rubén Pérez. Ahora, el conjunto catalán busca abrir una nueva senda en su rocambolesca historia reciente para, después de dos cursos consecutivos en Segunda División B, regresar a la Liga Adelante. Y ahí, en ese ambicioso proyecto, se asoma la figura de Emilio Viqueira.
A sus 41 años, el exfutbolista criado en el barrio santiagués de Pontepedriña vive en el equipo tarraconense su segunda incursión en los despachos desde que en el año 2010 decidió colgar las botas en el club de su vida, el Xerez. Fue precisamente en Chapín donde mudó su piel como elaborador de juego para transformarse en el director deportivo del equipo andaluz. Y es que Viqueira, al que en ocasiones se le reprochó en Riazor su frialdad sobre el terreno de juego, siempre tuvo algo de líder. Así lo entendió Toshack, que le hizo debutar en Primera División junto a Mauro Silva en 1995.
Sin embargo, fue el largo periplo iniciado por el gallego tras dejar atrás el Deportivo lo que le granjeó el reconocimiento del fútbol español y, en concreto, del andaluz. Pese a la polémica salida que acompañó a Viqueira al partir del Recreativo, el canterano deportivista es considerado uno de los mejores jugadores de la historia del club, al igual que en el propio Xerez, donde hablar de él, de Esteban Vigo y Vicente Moreno es hacerlo de la época dorada de la entidad.
Precisamente el tándem Viqueira-Moreno es que el ahora aspira a alcanzar la división de plata con el Nàstic. Convertidos en buenos amigos tras coincidir en dos etapas distintas en el Xerez -Moreno finalizó su carrera en el equipo jerezano tras once años en el mismo-, Viqueira propulsó la llegada del técnico de Massanassa al banquillo azulino en diciembre de 2011, cuando ocupó el puesto de Juan Merino. Con él, los xerecistas mantuvieron la categoría pese a los problemas institucionales marcados por la figura de Joaquín Morales, máximo accionista del club por aquel entonces.
Un año después de dejar la secretaría técnica del Xerez, Viqueira firmó por el Nàstic, donde redobló su apuesta por Moreno en noviembre de 2013 para estabilizar el rumbo de los tarraconenses en la categoría de bronce. El primer asalto en pos del retorno a Segunda murió en la última eliminatoria ante el Llagostera, pero el objetivo se mantuvo intacto. Ahora, con 58 puntos en su haber y situado como líder del Grupo III de Segunda B, los granas -en cuyo accionariado destaca la presencia de Promoesport, agencia de representación del deportivista Celso Borges– busca repetir su jugada. Esta vez, con el éxito como último destino.