Lucas Pérez ha dicho en múltiples ocasiones ante los medios de comunicación que uno de los jugadores con los que mejor se entiende en el campo es con el gaditano Luis Alberto Romero. Por varias razones: están cerca sobre el campo y sobre todo porque al andaluz le gusta buscar los huecos libres mediante pases y al coruñés atacar los espacios libres aprovechando su punta de velocidad. Por las características de uno y otro son dos jugadores condenados a entenderse.
El de San José del Valle se pasó varias semanas en el dique seco por una lesión inguinal que lo apartó de los terrenos de juego. Luis Alberto atravesaba su mejor momento desde que debutó en la Liga española. Víctor Sánchez del Amo palió su ausencia situando al uruguayo Jonathan Rodríguez junto al de Monelos en punta, cambiando el dibujo y también el estilo de juego, mucho más eléctrico desde entonces. Sin Luis Alberto, el Dépor perdió pausa e imaginación en los metros finales, además de asociación en el centro. Y aunque Lucas siguió marcando goles, siempre le faltó ese socio con el que asociarse en pocos metros y en poco espacio cuando llegaban al último tercio de campo.
Ayer, en la inmerecida derrota del Dépor ante el Villarreal por 1-2, Lucas y Luis Alberto volvieron a encontrarse para ver puerta. Lo habían hecho ante el Espanyol en el feudo blanquiazul, aunque a la inversa. Con 0-1 en el marcador, Zipi corrió por banda derecha tras un error en la salida de Víctor Ruíz y su preciso centro lo aprovechó Zape para empatar la contienda. La mejor noticia del traspiés de ayer para Víctor Sánchez es que estos jugadores vuelvan a celebrar juntos un gol.
Hace no muchos años otra fusión blanquiazul entre un ‘7’ y un ’21’ maravilló a toda Europa. Riazor sueña despierto.