«No conseguimos la opción número uno, que podría ser una bomba. Generalmente vamos a la opción cinco, seis o siete. Nunca conseguimos lo que nos proponemos, ese es el problema».
Ésas palabras que hizo en verano Fernando Vázquez en el campus Pablo Insua en Arzúa fueron el detonante para que la Junta Directiva destituyera al técnico de Castrofeito antes de comenzar la temporada en Primera División. Reconoció el presidente del Deportivo que no había especial feeling y que necesitaban que el entrenador elegido fuese de su total confianza. Alguien que estuviese inmerso en el proyecto y no alguien que si viniesen mal dadas pudiera señalarlos como responsables.
En ese tira y afloja entre banquillo y palco salió perdiendo el entrenador gallego, que vio como a cinco días de comenzar la pretemporada con el Dépor se quedaba sin trabajo.
“Le damos la bienvenida a Víctor Fernández a la ciudad de A Coruña a quien deseamos los mejores éxitos. Viene con mucha ilusión, apuesta por el proyecto y es una alegría contar con él. Hemos mantenido una charla larga y la coincidencia es plena”.
Así presentó Tino Fernández al técnico maño en la sala de prensa de Riazor, dejando dos mensajes ocultos al anterior técnico. «Apuesta por el proyecto» y «la coincidencia es plena» eran palabras más para Fernando que para los medios que estaban allí presentes.
Llegó Víctor y pidió «jugadores con buen pie» para intentar efectuar un estilo alegre y atrevido en ataque. Los fichajes de futbolistas técnicos se acumularon en las siguientes semanas: Medunjanin, Fariña, Cuenca, Salomao, Juanfran, Cavaleiro o Lucas Pérez cumplían estas características, pero el intento hasta el momento está siendo fallido. En 16 jornadas, nueve derrotas y apenas tres victorias. Curiosamente solo contra el Valencia jugó un fútbol ofensivo.
El tiempo dirá si aquella decisión de contratar al maño aquel jueves 10 de julio ha sido acertada. Por ahora los resultados no lo acreditan.
DANI MÉNDEZ