Para muchos el ascenso de este año habrá sido un momento increíble por el apoyo masivo de la afición, por el buen juego del equipo y por el sufrimiento casi hasta el final de un ascenso más que merecido. Pero la historia se repite y los más veteranos volvemos a vivir un momento de ilusión que nos transporta en el tiempo años atrás cuando tan solo éramos un «equipo ascensor«.
Hace 21 años muchos ya habíamos vivido una historia similar. Fue una temporada larga, sin perder la esperanza hasta el último partido. Un halo de luz, de esperanza, tras 18 años deambulando por Tercera, Segunda B y Segunda División. Fue la antesala a 20 años de gloria, salvándose de una promoción, viendo el nacer del Super Dépor, la gloria de Europa, títulos y reconocimientos.
El reto para el Deportivo en la temporada 1990/1991 era el mismo que en la 2011/2012, el ascenso. Un equipo hecho para recuperar la categoría tras haber pasado el equipo un año duro, quedándose a las puertas del ascenso.
La pretemporada se planificó con siete nuevas caras. Si este año llegaba al Dépor: Xisco, Borja, Bruno Gama, Salomão, Lux, Ayoze y Jesús Vázquez, en el verano de 1990 llegaron otros siete fichajes para arrimar el hombro: Yosu, Albístegui, Villa, Uralde, Stojadinovic, Albis y Mújika. Todos ellos jugaron al menos 15 partidos, siendo claves en el ascenso del equipo.
El capitán del barco. Supo muy bien Lendoiro quién debía dirigir el equipo en aquel último ascenso y quién debía hacerlo ahora. Arsenio Iglesias, el Zorro de Arteixo, llevaba ya seis temporadas consecutivas como entrenador del Deportivo y conocía como nadie la casa. Anteriormente había bajado con el equipo en el año 1973 y también con el Almería en 1981 (aunque solo estaría 18 jornadas con los andaluces). Pero también había conseguido dos ascensos a Primera, con el Hércules en 1974 y con el Zaragoza en 1978. Era pues el hombre ideal para este proyecto. Algo así debió pensar Lendoiro 21 años después cuando decidió contratar a José Luis Oltra. Descendió con el Levante en 2005 (sólo dirigió cuatro partidos) al que ascendió al año siguiente y también bajó al Tenerife, tras ascenderlo en la temporada anterior y al Almería (sólo dirigió 18 partidos). Un hombre acostumbrado a lo bueno y lo malo, a saber lidiar con la presión de los malos resultados y las mieles de la gloria.
El comienzo de la campaña fue similar al actual, una victoria en Riazor para arrancar la temporada, 2-0 ante el Elche con goles de Uralde y Azpiazu. Pero, como esta temporada, el equipo pasó su particular bache y bajó a puestos preocupantes fuera de los puestos de promoción. En las jornadas 4, 7 y 9 el equipo llegó a ocupar la octava posición con derrotas ante Athletic B, Figueres y Albacete. La lacra del Dépor de ese año fueron las salidas lejos de Riazor, los de Arsenio sufrían sin el apoyo de su afición y cosecharon hasta nueve derrotas lejos de A Coruña. Por entonces los desplazamientos masivos eran más esclavos y las combinaciones para apoyar al equipo eran peores, con todo solo sumaron 10 derrotas en Liga, una más que esta temporada.
Pero el Deportivo de ese ascenso glorioso, que llenó las calles de hormigoneras blanquiazules y los mercados de abastos de azul y blanco, se hizo poderoso gracias a su fortaleza en Riazor. El Zorro de Arteixo sabía que el ascenso pasaba por ganar en casa y el equipo sólo perdió un encuentro, ante el Eibar en la jornada 32, por 2-3. El Deportivo era en ese momento segundo en la Liga y tras el pinchazo pasó a ocupar el tercer puesto de la tabla hasta la última jornada del campeonato. De nuevo las coincidencias con esta temporada, última derrota fuera de casa ante el Xerez y tan sólo un partido con derrota en Riazor, como contra el Hércules a principio de esta Liga.
Los derbis. Como en la actual campaña el equipo que mandaba en Galicia era el Deportivo. El balance, una victoria en Riazor y un empate en Balaídos. En A Coruña la emoción duró media parte, tras el descanso los herculinos se hicieron con el partido al ganar por 3-0 con goles de Stoja, Gil y Uralde. En Vigo, el Celta dio por bueno un empate estando a tres puntos del descenso, un punto que le supo a gloria en una temporada en la que se salvó con 36 puntos, por los 34 que marcaban el descenso.
Otras de las claves fue la efectividad goleadora del equipo de Arsenio, con 60 goles se proclamó conjunto máximo goleador de la categoría y también fue el tercer equipo menos goleado con 32 tantos en contra. El equipo tenía tres referentes arriba, Pedro Uralde, que anotó 15 tantos, Stojadinovic, 9, y Villa, 8. El relevo de aquellos héroes lo han cogido Lassad, Riki y Guardado que con sus goles han llevado al equipo hasta el liderato.
En la portería, Josu Anuzita Alegría, Yosu. El portero de Getxo fue toda una muralla para los rivales, 28 tantos encajados en 37 partidos, nuestro santo y Aranzubia de hoy. La cruz en la portería, Jorge García Santos. El coruñés no tuvo tanta suerte al sustituir a Yosu como sí hizo Lux con Dani. Jugó tan solo dos partidos, tuvo que entrar ante el Xerez por expulsión de Yosu con 1-0 en el marcador a falta de un cuarto de hora para acabar el partido. El cancerbero encajó dos goles en en 15 minutos. En la jornada siguiente, el zaguero encajó tres goles más por parte del Eibar, en la única derrota en casa de los coruñeses. Mejor suerte corrió Lux esta temporada que jugó tres partidos y tan sólo encajó dos tantos (Valladolid y Las Palmas). Con él, el Dépor no perdió ningún partido.
Y se sufrió hasta el final, si esta temporada el equipo dejaba escapar una renta de 14 puntos, pinchando ante Almería, Valladolid y Xerez y sufriendo hasta el final con el Nastic, en 1991 los de Arsenio no lo pasaron mucho mejor. Fueron segundos en la jornada 16 y no la recuperaron hasta la 30 al ganar al Málaga en casa. El Albacete perdió contra el Figueres y benefició a los coruñeses que aguantaron la posición tan solo dos jornadas. El Deportivo perdió contra el Xerez pero el empate de los manchegos sin goles ante el Sabadell aun le daba aire a los de Arsenio, también empataba el Murcia que no consiguió distanciarse. Fue en la jornada 32 cuando los coruñeses perdieron el coliderato, que pasaron a ocupar Murcia y Albacete.
Y pasó lo que nadie pensaba ya por entonces, un milagro. El Albacete no cedió, empató dos encuentros tras la jornada 32 y ganó sus últimos tres partidos de Liga, lo mismo hizo el Deportivo, pero no así el Murcia, que perdió en sus tres últimas salidas: Elche, Las Palmas y Riazor. El último partido, el del meigallo, valía doble o nada. Previa de la jornada 38. Murcia (48 puntos), Albacete (47) y Deportivo (46). El Dépor se la jugaba sí o sí y no falló. Se llenaron las calles de A Coruña, se engalanaron balcones, terrazas, ventanas, autobuses y hasta las famosas hormigoneras del ascenso acudieron a la cita. Se quemó la cubierta de preferencia y llegaron los goles de Stoja en el 54 y 76 (en los mismos minutos en los que el Eibar se había llevado medio ascenso de Riazor). La locura se apoderó de Riazor, de A Coruña y Galicia y España vio nacer a un nuevo grande de la historia del fútbol nacional al grito de “¡Barça, Madrid, ya estamos aquí!”
Manu Laya