Temporada agridulce para un Fabril en el que los juveniles fueron ganando importancia a lo largo del curso, y que pasó con nota su año de transición y de profunda renovación, a pesar de quedarse sin promoción de ascenso a Segunda División B.
El descenso a Tercera División supuso para el filial blanquiazul un lavado de cara. La marcha de jugadores importantes y la llegada de nuevos valores era obligada en el filial, que encabezado una temporada más desde el banquillo por Tito Ramallo afrontaba con ilusión el reto de ser uno de los favoritos para lograr cuanto antes el retorno a la categoría de bronce del fútbol español, más por su etiqueta de recién descendido que por posibilidades, sobre todo por el elevado nivel de una Tercera División repleta de ilustres como el Ourense, el Pontevedra, el Racing de Ferrol o el propio filial herculino.
Sin embargo, desde el inicio de la temporada las cosas no fueron sencillas para los deportivistas. Con una plantilla corta de efectivos donde los juveniles se volvieron parte fundamental casi por obligación, y acuciados por las lesiones durante buena parte del campeonato, los coruñeses vivieron en la primera mitad del campeonato de su eficacia en Abegondo, cediendo únicamente dos empates hasta el ecuador de la temporada. Sin embargo, la asignatura pendiente de la joven plantilla herculina estaba en los desplazamientos, donde los números de los de Tito lastraban el rendimiento de un equipo que en ningún momento fue capaz de asentarse en zona de promoción de ascenso.
Por su parte el cambio de año, lejos de traer suerte al Fabril, se llevó por delante buena parte de las opciones de los canteranos, que despedían 2011 con una derrota en O Couto que sería la antesala de una terrible racha de resultados de la que no se desembarazaron hasta bien entrada la segunda vuelta, llegando a descolgarse hasta a siete puntos de la cuarta plaza en la jornada 30. Por si fuera poco, el club no tenía suerte en el mercado de invierno, y tras apuntalar la zaga con la llegada de Arroyo y Oriol Ricarte, dejaban salir cedido a Stefan Daek –habitual en el once-. Sin embargo, Arroyo abandonaba al poco tiempo la disciplina herculina por motivos personales, dejando al equipo en cuadro en defensa y ya sin posibilidad de traer un nuevo refuerzo.
Aún así, el filial tiró de casta en el tramo final del campeonato y consiguió el difícil reto de recuperar la desventaja que le separaba de sus rivales, hasta el punto de ganar en Pasarón en la jornada 35, colocándose tercero. Sin embargo, dos derrotas consecutivas ante Lalín y Cultural Areas –ambos inmersos en la lucha por la salvación y finalmente descendidos-acabaron con las ilusiones del Fabril de lograr la clasificación para la fase de ascenso, rompiendo además con una racha de tres campeonatos consecutivos en sus últimas participaciones en Tercera División.
Pero al margen de los resultados, la campaña de los herculinos también dejó buenas impresiones en los aficionados, como los 15 goles de Juan Carlos o el buen rendimiento mostrado por alguna de las caras nuevas, como Marc Martínez, a un gran nivel en la portería –tercer guardameta menos goleado-, o Gallego destacando en el lateral derecho. En el apartado negativo las lesiones volvieron a ser el punto negro para los de Tito, en un año en el que David García, Richi, Vieytes, Julien, Luis y Gallego –estos dos últimos con rotura del cruzado- pasaron por el quirófano en algún momento de la temporada. La cara amable de este lado del fútbol la puso Richi, que en la recta final del campeonato volvía al medio centro después de más de un año alejado de los terrenos de juego.
Así, el Fabril no pudo emular a los mayores y lograr un nuevo ascenso que sumar a su historial, por lo que repetirá curso en Tercera el año que viene. Sin embargo, en una temporada difícil y con grandes rivales en la categoría, dejó muy buenos apuntes que hacen presagiar un gran futuro para un Fabril que tendrá en el banquillo la mayor novedad del año próximo, tras la salida de Tito Ramallo, que pone fin a una larga etapa de once años al frente del filial deportivista, después de lograr dos ascensos a Segunda B, disputar un promoción a Segunda División y sumar tres campeonatos de Tercera División.
Pablo Pinto