Tras cuatro años sin verse las caras, Deportivo y Celta volvieron a encontrarse, está vez en Segunda División. Lassad decidió el partido de ida en Riazor para los coruñeses con un zapatazo descomunal, mientras que Borja puso el delirio deportivista con un gol en el descuento en Balaídos.
Partido de ida: goles que valen moral.
Volvía de nuevo el derbi a Riazor y la ciudad herculina se tiñó de blanquiazul para recibir al eterno rival. 3.000 aficionados celestes desplazados en autobús –no sin incidentes- y un estadio lleno hasta la bandera hacían presagiar el ambientazo que se viviría.
Saltaron los jugadores al campo con un impresionante tifo de los Riazor Blues que instaba a los jugadores a ganar por honor. Sonó el silbato y a los pocos minutos un rebote a tiro de Riki hacía enloquecer Riazor y enmudecer el sector vigués de la grada. Aún quedaba mucho partido.
A partir de ahí el Celta lo intentó de todas las maneras posibles, pero el férreo orden defensivo blanquiazul hacía inútil cada intento celeste. El Deportivo se la jugaba con contragolpes de la mano de un incisivo Salomão, mientras que Valerón dotaba al equipo de la calma necesaria para dominar el partido.
A menos de 10 minutos para el final, Orellana dribló a Ayoze y a trompicones empujó el balón al fondo de la portería defendida por Aranzubia, haciendo la delicia de los aficionados celestes. Poco le duró, sin embargo, la alegría a los vigueses ya que en la siguiente jugada el propio Orellana perdía un balón en la medular ante Laure, que serviría para que Lassad condujese hasta la frontal y mandase un misil a la escuadra ante el que nada pudo hacer el meta Yoel. Riazor se caía y el Deportivo se llevaba el primer derbi de la temporada, coincidiendo también con el comienzo de la escalada en la clasificación de los coruñeses hasta colocarse líderes.
Partido de vuelta: goles que valen medio ascenso
Balaídos esperaba el primer lleno en mucho tiempo para recibir a los coruñeses y recortar la diferencia en la clasificación para meter presión a los de Oltra. Más de 2.000 aficionados coruñeses desplazados -en su mayoría en coches particulares ante la negativa de las empresas de transporte a llevarles tras los incidentes de la ida- ponían la nota blanquiazul en las gradas.
Sobre el campo la historia se repetía. Al poco de comenzar Riki hacía el primero con una gran definición y Lassad subía al electrónico el segundo gol visitante en el minuto 62 con un disparo raso ajustado al palo. Pese a todo, el Celta no se rindió y cinco minutos más tarde De Lucas abría la esperanza celeste con un disparo a la media vuelta. Catalá metía el miedo en el cuerpo a los de Oltra con un gol que ponía las tablas en el marcador a ocho minutos del final.
A partir de ahí el partido se rompió debido, en parte, al esfuerzo realizado por ambos conjuntos, que parecían dar el empate por bueno hasta que, en la última jugada del partido, Colotto cabeceó una falta botada por Guardado directamente al larguero. El rechace favoreció a Borja que solo tuvo que empujar la pelota al fondo de las mallas, haciendo enloquecer a los blanquiazules desplazados. Pitido final y gritos de “Campeones,campeones” desde la grada exagerados por la euforia del gol. Celebración por todo lo alto en el campo del eterno rival y vuelta a casa con los deberes hechos.
Antonio Bellot