La temporada 2014-2015 no pasará a la historia como una de las mejores del Deportivo, ni en el ámbito futbolístico y mucho menos en el social. Pese a todo, siempre se puede hacer una lectura positiva de lo que ha sucedido para así poder aprender de los errores. Y repito, errores, que los hubo por parte de todos.
Y es que nos han educado con un miedo infundado al fracaso. Como si fallar en algo en esta vida fuese una especie de deshonra que nos obliga a caminar por la calle mirando hacia las baldosas y no hacia el frente. Lo más bonito de los errores es aprender de ellos, reaccionar a tiempo y conseguir enderezar el rumbo. Y esto es algo que nos debemos aplicar todos. No ha sido una temporada sencilla, muchos apuntan a una planificación deportiva errónea, otros culpan a la directiva de una mala gestión en lo social tras lo de ‘Jimmy’, algunos se giran hacia la grada de general tras las críticas hacia la directiva…
En definitiva, hubo errores en todos los sectores. Es más, revisando nosotros mismos la cobertura de la temporada, nos hemos dado cuenta de cosas que podríamos haber hecho mejor. Y ojo, el que escribe lleva más de diez años enrolado en un proyecto que por primera vez en su historia ha tenido gente remunerada a lo largo de toda la temporada. No caeré en el tópico de «hacer borrón y cuenta nueva». Aquí no hay cuenta nueva, aquí hay que retomar el rumbo por el que nos quiere llevar un tal Víctor Sánchez del Amo.
Soy consciente que muchos no le perdonan a Tino el despido de Fernando Vázquez, que otros tantos criticarán hasta la saciedad la llegada de Víctor Fernández, pero hay bastante unanimidad a la hora de destacar la ilusión con la que Víctor Sánchez del Amo ha impregnado la anterior sensación de hastío. En una temporada en la que Fabricio ha brillado con luz propia, en la que Lucas Pérez cumplió la promesa de dejar el equipo en Primera y en la que miles de sufridores han estado viajando constantemente con el equipo semana tras semana.
Se termina un año para aprender de los errores, comienza una nueva etapa para no tropezar con la misma piedra.
Víctor Losada