No, amigos. El ‘Flaco’ no ha conquistado el estatus de referente del fútbol español únicamente en los campos de fútbol. En su trayectoria deportiva siempre ha demostrado una calidad humana y un saber estar a prueba de bomba. Da la sensación que estamos ante un jugador de otra época. Alguien a quien se le juzgará en todo su significado con el paso de los años. Un deportivista al que aplauden en Balaídos. ¿Se imaginan al Camp Nou ovacionando a Cristiano Ronaldo?
A lo largo de su carrera como profesional, sus pilares como futbolista se han asentado sobre un profundo respeto a público, compañeros, árbitro y rivales. Valerón se ha ganado a pulso el ser considerado como un ejemplo de fair play hasta el extremo, incluso hasta haber sido tachado de indolente en algunas ocasiones. “Si tuviese más sangre…” era uno de los leitmotivs de las gradas de Riazor cuando él jugaba. Las cosas como son: si tuviese más sangre no sería Valerón, sencillamente.
Pero tampoco podemos confundir sangre con carácter. Durante cada una de sus trece temporadas en el Deportivo de La Coruña, el vestuario siempre ha señalado a Juan Carlos como uno de sus líderes y él siempre ha asumido los galones con suficiencia y determinación. “No habrá amaño de partidos mientras yo esté en el Deportivo”, sentenciaba no hace demasiado. Palabra de Valerón. Y punto.
Llegados a este punto, debemos subrayar que el universo valeroniano no puede ser entendido sin reparar en sus profundas creencias cristianas. La experiencia vital de la familia Valerón Santana ha guiado su camino hasta ponerse en manos de Dios y confiar en su credo. Quizás ahí resida una de las razones de la actitud de servicio a los demás y la eterna sonrisa que siempre lucía Valerón en A Coruña.
Redacción