Lejos de lo que ocurre habitualmente cuando un equipo pierde la categoría, que es prescindir del cuerpo técnico y comenzar nuevamente con un proyecto dirigido por caras nuevas en el banquillo, el Deportivo apostó por darle continuidad a Fernando Vázquez y con él llegó un ascenso inimaginable para muchos. Curiosamente, donde sí hubo a cambios fue en la directiva, ya que mediada la temporada Augusto César Lendoiro se retiró de la lucha por la permanencia y despejó el camino para que Tino Fernández recogiese el testigo.
Cuerpo técnico
Por mucho que a algunos se les haya olvidado, la realidad es que tras la derrota ante la Real Sociedad que condenó al conjunto coruñés a la Liga Adelante, una grandísima mayoría de la afición asumió casi con naturalidad que la campaña 2013-2014 estaría marcada por la austeridad y el objetivo de armar un nuevo equipo que lograse no pasar excesivos apuros para permanecer en la categoría de plata a la espera de tiempos mejores para tratar de buscar sin temor el ascenso. Sin embargo, Fernando Vázquez, que a punto estuvo el año pasado de reflotar la nave blanquiazul y evitar el descenso, consiguió hacer creer en el regreso a Primera a la parroquia herculina gracias a una enorme fortaleza defensiva y a una gran eficacia goleadora en ataque.
La primera vuelta estuvo marcada por la escasez de efectivos en muchas jornadas para poder completar las convocatorias, y hubo encuentros en los que chavales como ‘Bicho’ o Dani Iglesias tuvieron que saltar al césped y remar con la misma exigencia que el resto del plantel. El entrenador supo exprimir todo el jugo que había en la plantilla, sin florituras ni lujos ofensivos, y se alzó con el título de campeón de invierno.
En la segunda vuelta, con la llegada de nuevos fichajes en el mercado invernal, y con el conjunto como líder en la tabla, el ascenso, que en un principio era casi una utopía o una ilusión, se convirtió en una exigencia. Lo cierto es que el juego mostrado por el Deportivo estuvo muy lejos del brillo o la fantasía, y la evolución en el final de temporada fue claramente descendente, pero se logró un ascenso tan necesario como inesperado a principios de campeonato. Lógicamente, siempre deja mejor sabor de boca ir de menos a más y no a la inversa, pero un ascenso para el entrenador de un equipo que en julio estuvo a punto de desaparecer solo puede ser catalogado de sobresaliente.
Directiva
Tras el descenso y la entrada del club en concurso de acreedores, Lendoiro tenía una de las misiones más complicadas desde su llegada a la presidencia blanquiazul. Abogó por continuar con Fernando Vázquez y reforzar el mensaje de la necesidad de contar más con la cantera para rebajar así el gasto en futbolistas. Además, al contrario de lo acontecido en el anterior descenso, hubo que dar salida a jugadores cuyas fichas eran totalmente inasumibles, y apostó por el argentino Culio y el portugués Rudy como fichajes más destacables. El primero fue realmente un éxito, mientras que el segundo estuvo muy lejos del rendimiento que se esperaba.
Comenzada la carrera electoral por la presidencia del club, Lendoiro detectó la subida imparable de Tino Fernández y decidió abandonar su candidatura, si bien participó activamente en la llegada de varios futbolistas en el mercado invernal así como en la venta de Culio a los Emiratos Árabes. El nuevo presidente fue continuista en el ámbito deportivo, respetando los movimientos que su predecesor había puesto en marcha en el mercado de fichajes, y consiguió cerrar un acuerdo con Hacienda, que se antojaba indispensable para la continuidad del club.
Por tanto, y pese las dificultades y terremotos que a lo largo de toda la temporada hubo en la institución deportivista por diferentes causas, lo cierto es que la supervivencia del club y el regreso a Primera División han servido para cumplir con creces los deberes que ambos presidentes tenían, así que cabe valorar como muy positiva la gestión que los dos realizaron para que esto tuviese lugar.
Pablo Antelo