No fue fácil para Augusto César Lendoiro rearmar el equipo. La revolución fue total en la plantilla y la mayoría de jugadores que terminaban contrato ese mismo año del descenso optaron por cambiar de club para no tener que acompañar al Deportivo por el infierno de Segunda División. Una losa que había que cargar y que no muchos querían hacerlo.
Algunos casos de salidas claras, pero no por ello de menor escozor, fueron las de Lopo y Juan Rodríguez, que terminaron en el Getafe. Ambos jugadores terminaban contrato con el Dépor y no quisieron ser líderes de la vuelta a la categoría de plata del fútbol nacional. El defensa catalán tardó más en decidirse que el centrocampista malagueño, pero no fue más que un fugaz pensamiento que se metía en medio de una carrera inmaculada en Primera División.
También acabó en el Getafe el pivote Rubén Pérez, cedido por el Atlético de Madrid al Deportivo durante dos temporadas y que solo cumplió una de ellas, la del descenso. El andaluz hizo la pretemporada en A Coruña y al final de la misma un trueque con Borja Fernández dejó al gallego como blanquiazul y al de Écija como azulón.
Uno de los casos más dolorosos fue el de Adrián López. El delantero asturiano terminaba contrato y, tras ser una estrella en el Europeo sub-21, Lendoiro optó por renovarlo unilateralmente para ver si así podían tener opciones de quedarse con él alguna temporada más o de sacarse algún beneficio con su venta. El Atlético de Madrid, finalmente, se lo llevó gratis.
Hubo más jugadores que no se quedaron en el equipo: algunos por ofertas, otros por no ser jugadores válidos para el Deportivo. Javito, que no llegó a debutar con la elástica blanquiazul, se marchó al Olympiakos; Pepe Sand acabó en el Tijuana mexicano; el portero Manu Fernández se fue con la carta de libertad al Recreativo; y Juca, Desmarets y Antonio Tomás se quedaron sin equipo. El último, el cántabro, tuvo una oferta de renovación del Deportivo que rechazó y tras dos meses y medio de campeonato sin jugar firmó por el colista de Primera: el Zaragoza.
Dani Méndez