42 jornadas después de detallar meticulosamente al resto de los 21 equipos de la Segunda División 2013/2014, ‘Adelante’ examina al Deportivo tras su exitoso ascenso a Primera División. En una versión de análisis un poco diferente a la habitual, se pone en liza el fútbol del equipo herculino, su evolución y las curiosidades que ha deparado la temporada.
La pizarra. Solidez defensiva como base. La seguridad atrás se mantuvo a pesar de los cambios en la plantilla.
La plantilla del Deportivo ha sufrido numerosos cambios desde el inicio de la temporada. Por ello, es preciso diferenciar entre la primera y la segunda vuelta:
Durante la primera mitad de la temporada, las opciones de Fernando Vázquez no eran muchas. El esquema inicial ha sido el 4-2-3-1, exceptuando algún partido en el que se inició con dos delanteros en un 4-4-2. La táctica del Dépor pasaba por no encajar goles y en función de eso aprovechar la calidad de sus hombres de arriba, sobre todo de Juan Emmanuel Culio, pieza clave en este tramo. Los gallegos preferían entregar el control del partido y generar el peligro a la contra, es por ello que se sentían más cómodos en los partidos alejados de Riazor.
La seguridad de los blanquiazules no se puede entender sin Pablo Insua en el centro de la defensa. El de Arzúa fue el central indiscutible, mientras que su acompañante en el eje de la zaga varió. En el centro del campo, Juan Domínguez ha sido otro de los fijos, pasando siempre por él el juego coruñés. Por su parte, Culio se convirtió en el responsable de aportar la garra y la lucha necesaria arriba para generar peligro. No obstante, los gallegos también tuvieron debilidades y una de ellas fue, sin duda, la defensa del balón parado.
Ya en la segunda vuelta, el cambio de nombres fue importante. Luisinho terminó por confirmarse como extremo y los fichajes aportaron muchas más opciones en ataque. Sin embargo, la llegada de Alberto Lopo también propició alinear una defensa de cinco hombres en ciertos tramos de los partidos, algo que no siempre funcionó. En la parte de arriba, la variedad de delanteros aumentó las posibilidades ofensivas de los gallegos. Además, Ibrahim Sissoko terminó por convertirse en el jugador que más peligro generó por parte de los herculinos en la zona de tres cuartos de campo.
Aún así, la solidez atrás también se mantuvo durante el segundo tramo de la temporada y es la que permitió a los hombres entrenados por el ‘míster’ de Castrofeito mantenerse arriba.
Nombres propios. Los canteranos tomaron el mando. Algunos exfabrilistas han asumido un papel protagonista este año.
– El ‘muro’: Pablo Insua. El de Arzúa se erigió como el pilar sobre el que se sostuvo la defensa del Dépor. Su seguridad y calidad a la hora de sacar el balón fueron importantísimas durante la temporada.
– El ‘jugón’: Juan Domínguez. El canterano fue el líder del centro del campo herculino y el responsable de manejar a los suyos. Cuanto más toca el balón, mejor juega el Deportivo.
– El ‘killer’: Borja Bastón. El madrileño fue el máximo goleador de los blanquiazules con diez tantos. No obstante, su rendimiento fue de más a menos y una mayor competencia por la delantera en la segunda vuelta lo relevó a un papel menos importante.
– El ‘bluff’: Rudy. El portugués decepcionó en su primera temporada como deportivista. En sus primeros partidos generó bastante expectación gracias a sus extravagantes regates, sin embargo, pronto demostró no ser el jugador que prometía y terminó por irse cedido en el mercado de invierno.
Hace 365 días… Futuro negro. De nuevo en Segunda, pero en una situación más difícil.
El 18 de junio del 2013, hace justamente un año, las sensaciones y los ánimos tanto del club como de la afición blanquiazules eran completamente opuestos a los actuales. Dos semanas antes, la Real Sociedad había enviado al Deportivo a Segunda División, y dos ‘vacas sagradas’ del vestuario como Juan Carlos Valerón e Iván Sánchez-Rico ‘Riki’ ya se habían despedido entre lágrimas de la hinchada coruñesa. Además, futbolistas como Sílvio, Abel Aguilar, Pizzi o Nélson Oliveira no iban a continuar en el equipo herculino. Por todo ello, este descenso fue un golpe muchísimo más duro que el de dos campañas atrás. Esta vez, sin la supervivencia asegurada y sin jugadores profesionales, A Coruña se aferró con todas sus fuerzas a la ilusión de Fernando Vázquez, recién renovado, para afrontar con el mayor optimismo posible un mes y medio de agonía.
La frase de la temporada. “Si llegan Sissoko y un organizador, bailaría una muiñeira”. Vázquez tenía muy clara la necesidad de fichar en invierno.
Han sido muchas las declaraciones destacadas que ha dejado Fernando Vázquez durante la campaña 2013/2014, ya que el técnico de Castrofeito ha comparecido ante los medios más que nadie en los últimos años. Por ello, la frase de la temporada en el Deportivo tenía que ser suya, y de todas, la más curiosa ha sido la siguiente: “Si llegan Sissoko y un organizador, bailaré una muiñeira”. Con Diogo Salomão y Toché recién fichados en el mercado invernal, parecía complicado que el Deportivo, con muchos problemas económicos, pudiese incorporar a más futbolistas, algo que necesitaba imperiosamente tras la salida en invierno de un líder como Culio. Sin embargo, la secretaría técnica hizo magia con el dinero que se dejó de pagar al argentino, y no solo llegó Sissoko, sino que también se incorporó a un organizador, Bryan Rabello. Vázquez no cumplió su promesa, aunque el día del ascenso bailó, bailó mucho. Incluso más de la cuenta.
La anécdota. Una cresta que devolvió la alegría a Riazor. Sissoko no solo hizo feliz a la grada con su talento.
Ibrahim Sissoko llegó al Deportivo en el mercado invernal como una apuesta personal de Vázquez. Lo hizo pasado de peso y con una seriedad que asustó durante su acto de presentación, en el que también sorprendió su llamataiva cresta amarilla. Pero pasaron los días y Sissoko volvió a sentirse futbolista, volvió a sonreír. Encontró un entrenador que confiaba en él, un grupo que lo apoyaba y una grada que, a poco que cogió la forma, lo adoró por sus diabluras con el balón. Desde su debut ante el Sabadell en la jornada 24, Sissoko derrochó calidad, pero también carisma y personalidad, dos aspectos que no solo salieron a la luz en su juego, sino también en sus peinados. La cresta amarilla, su dorsal y sus iniciales en el pelo, una estrella… Y la salamandra, sobre todo la salamandra. Ante el Zaragoza -jornada 31-, el costamarfileño apareció con la forma del reptil dibujada en su cresta y fue en ese instante cuando terminó de encandilar a la hinchada deportivista.
Además, el día del ascenso saltó al campo con el pelo blanquiazul, se hartó de dar volteretas laterales y fue el alma de la fiesta. Un auténtico genio.
Mario Dios – Jorge García