La pésima imagen, la destitución de Víctor Fernández, el poco fútbol generado o las acciones de Luisinho y Borges, temas de interés del análisis del encuentro entre gallegos y andaluces.
1. Paupérrimo partido del Deportivo en Riazor contra el último clasificado de la Liga BBVA. El Córdoba, un equipo que hasta el momento había sacado tan solo 18 puntos de los 87 que había en juego, tuvo el partido más plácido de esta temporada en A Coruña (sí, sí, plácido), y no se llevó los tres puntos a su casa más por demérito propio que por méritos ajenos. Los verdiblancos decidieron que la mejor opción ante un Deportivo hundido y con diez hombres era perder tiempo en cada jugada a pesar de forzar ataques de tres contra tres y tres contra dos. Cuando llegaban a tres cuartos, se daban la vuelta y tocaban en mediocampo. Eso le dio vida al Dépor, que más por corazón que por fútbol se fue aproximando a las inmediaciones de Juan Carlos.
2. Este encuentro, a pesar del empate con un hombre menos, costó la destitución de Víctor Fernández como técnico del Deportivo. Una destitución más que justificada gracias en parte a las sensaciones que lleva dando la plantilla en los últimos meses como también por los pírricos tres puntos sumados de 24 posibles en las últimas ocho citas. «Si se cumple lo que me ha dicho mi presidente en la llamada del lunes, este es mi último partido. Seguro». Habla Víctor de una llamada de Tino Fernández el lunes por la noche advirtiéndole que si no ganaba al Córdoba sería destituido. Efectivamente se cumplió.
3. La destitución del técnico maño alejó el foco del fútbol realizado por el Deportivo ante el Córdoba, pero no conviene olvidarlo. Cinco minutos buenos al principio (cuatro, si nos ponemos quisquillosos), corazón en los instantes finales y entremedias una pésima imagen de un equipo que se le vio física y mentalmente agotado. Y el conjunto visitante, en cambio, desquitado de la presión de la grada, efectuó un buen fútbol en tres cuartos de campo y metió continuamente en aprietos a la zaga herculina. Si Fernando Santos y Claudio ‘Tata’ Martino, seleccionadores de Portugal y Argentina respectivamente, estuvieron viendo el partido de Riazor -que no lo creo, obviamente- tanto Bebé como Fede Cartabia estarían en las listas de sus combinados nacionales en la próxima llamada. Bueno, a Bebé si le enseñan a tirar.
4. Le volvió a faltar fútbol al Deportivo en el centro del campo. Por lo visto en el terreno de juego, Álex Bergantiños era el futbolista del doble pivote que se debía descolgar para aparecer en área rival, mientras que Celso Borges guardaba la posición por detrás. Eso condicionó el escaso juego del equipo porque Álex no es un futbolista que destaque por su capacidad asociativa y sufre si hay que darle mucha velocidad al juego, tal y como exigía el Córdoba. Los de José Antonio Romero adelantaban la presión siempre que no tenían el esférico y eso limitaba mucho las posibilidades de crear fútbol en campo contrario. Tampoco ayudó la escasa profundidad que le dieron Isaac Cuenca y José Rodríguez por los costados y la poca aportación de Luis Fariña en la mediapunta.
5. Una de las acciones determinantes del encuentro fue la expulsión de Luisinho. Mediada la segunda parte y con una amarilla ya en el bolsillo -discutamos después si justa o no-, el lateral portugués va como un miura y arrolla a Fede Cartabia sin posibilidad de llegar al balón. Sí, puede ser que la primera no mereció ser amarilla. Sí, puede ser que el árbitro no es el mejor que se han encontrado en su carrera. Pero amigo, con todo lo que hay en juego no puedes hacer esa falta. Y ojo, porque Celso Borges hizo otra a la altura de la de Luisinho en la zona de banquillos antes de ser sustituido. «Cabeciñaaaa», que diría mi abuela.
6. Creo que estos apuntes son más que suficientes para un partido que ya nadie en A Coruña quiere recordar. El punto de mira ahora está en otro lado, en cómo saldrá la revolución en el banquillo y en si los aires se han oxigenado después del cambio. El domingo se visita Anoeta con entrenador nuevo, Víctor Sánchez del Amo, que ya ha conseguido calmar un poco un ambiente enrarecido. El primer paso está bien dado. Esperemos que los siguientes se den igual. Ahora es el momento de los jugadores.