Un partido difícil de digerir, aunque hayan pasado ya muchas horas de la derrota. En el análisis hablamos del planteamiento que dispuso Víctor Fernández, del cambio táctico de Ancelotti y del papel de la afición en un momento complicado.
1. Escribo esto en domingo. Son las 23.30 de la noche y tengo la obligatoriedad de escribir un puñado de apuntes sobre el encuentro del Deportivo de este fin de semana. El artículo debe salir mañana (hoy, para vosotros) a primerísima hora y no me quiero acostar muy tarde. Escribo esto 29 horas y media después de que un conjunto con varios de los mejores jugadores del planeta haya vapuleado al equipo de mi ciudad. Escribo esto 29 horas y media después de haber visto cómo en el mismo partido se hicieron tres de los mejores goles que se marcarán esta temporada en la Liga BBVA. No tengo excesivas ganas de hablar del partido, ni creo que sea momento de señalar a nadie a nivel individual. No lo haré. Creo que ya se ha hecho lo suficiente este fin de semana en A Coruña, donde no había otro tema de conversación entre los aficionados blanquiazules. Cuando leáis esto quedará un día y medio para que los jugadores del Deportivo comiencen a calentar en Balaídos. Y para los jugadores debe ser el partido del año. Para mí este texto termina con las lamentaciones del 2-8, espero que pronto lo supere la plantilla de Víctor Fernández y se centre de lleno en un partido importantísimo en lo emocional.
2. El cuerpo técnico del Deportivo planteó un partido abierto con el Real Madrid, una moneda al aire a la que a los equipos más modestos le suele salir cruz. Medunjanin y Bergantiños en el centro, Fariña por delante de ellos y Juanfran y Cuenca por las bandas. Atrás, movían la pareja de centrales y debutaba Diakité junto a Sidnei. El planteamiento le aguantó alrededor de 25 minutos al técnico maño, momento en el que Cristiano Ronaldo se sacó un misil teleridigido con la cabeza a un centro sin aparente peligro de Arbeloa. El 0-1 de James, imparable nuevamente, terminó de descolocar al conjunto blanquiazul, que había sostenido con cierta solvencia al Real Madrid durante media hora pero que se encontraba con dos goles de rémora en dos acciones individuales espectaculares.

3. Fueron bastantes los que vieron esperanza tras el 1-3. El Dépor comenzó a crear peligro sobre el área de Casillas y la gente soñó con una remontada que hubiese sido épica. Ancelotti quiso espabilar a su equipo temiéndose lo peor y dio con la clave con un cambio táctico que le salió a la perfección. Movió el banquillo y sacó al campo a Illarramendi por Karim Benzema. Cristiano se colocó arriba con Bale en un 4-4-2 en el que el mediocentro vasco formaba con Kroos en la medular, James estaba en la derecha y Luka Modric en la izquierda. Ese cambio dio equilibrio al Madrid y con los dos jugadores de los cien millones arriba tenían suficiente pegada comopara no necesitar la aparición de otros jugadores en el área de Lux.

4. No hubo remontada épica en Riazor, pero lo que sí que hubo épico fue cómo bajaron los brazos los jugadores blanquiazules después del tanto de Gareth Bale, el 1-4. Volvió a volcarse en ataque el Dépor y los espacios entre líneas se multiplicaron. Además, seguían entrando todo tipo de disparos imposibles de los delanteros merengues y se repetían los errores individuales en la defensa blanquiazul. Las líneas del equipo seguían presionando muy arriba y no se pensó en ningún momento en cerrar el grifo, que quizá hubiese sido lo adecuado teniendo en cuenta lo que puede significar en la clasificación a final de curso la diferencia de goles.
5. Primera vez en la historia de la Liga que el Real Madrid marca ocho goles en un partido como visitante. Un nuevo récord histórico del Deportivo después de que en el último análisis haya comentado que el Dépor es el primer equipo en ganar en Ipurúa a domicilio. La leyenda del conjunto herculino sigue aumentando, un equipo que históricamente es capaz de lo mejor y de lo peor. Porque, por cierto, solo cinco equipos han conseguido marcar ocho goles como visitantes en la historia de esta competición, donde el Deportivo acompaña a Barcelona, Athletic, Valladolid y Madrid.
6. La afición volvió a dar un ejemplo de lealtad en un momento muy complicado. «Support your local team» (apoye al equipo de su localidad), rezan las pancartas en los estadios de Inglaterra y ahora también en los de España, y es una frase que tiene mucho sentido. Los equipos modestos necesitan el apoyo incondicional de los habitantes de su localidad; para crecer, necesitan que crezca junto al club una masa social importante. Tras una derrota histórica, la afición del Dépor aplaudió al equipo al término de los 90 minutos.