Borja Jiménez, entrenador del Deportivo, se pasó por RiazorTV para analizar la actualidad del club. En una extensa entrevista, entre los temas que se trataron estuvo la gestión de la plantilla, de los cambios y de los minutos de un delantero como Miku. Si quieres ver la entrevista completa, la tienes disponible en nuestro Patreon.

La gestión de los cambios del cuerpo técnico del Deportivo
Preguntado sobre en qué se basaban para hacer los cambios durante los partidos, Borja Jiménez explicó que «en directo no me gusta tener datos de cargas físicas, salvo que el doctor nos diga que hay un riesgo de lesión con este jugador, eso suele estar pactado antes del inicio. La mejor sensación y el que mejor te la puede transmitir es el jugador. Si en el GPS viniera un momento donde el riesgo de lesión fuera al 100% y estuviese comprobado científicamente, esto pitaría y se haría el cambio. Hay valores que te indican a partir de dónde hay mayor o menor riesgo».
Prosiguió asegurando que «las lesiones se pueden producir de manera fortuita, como entrenador me guío en sensaciones de partido. Salvando cualquier circunstancia médica que pueda existir. Lo que intentamos es buscar una solución a lo que está ocurriendo. Cuando las cosas van bien, no hay que dar soluciones. Cuando interpretas que el partido está controlado, lo decía Luis Aragonés, cuando todo esta bien como entrenador lo que puedes hacer es tocar algo para que vaya mal».
«Cuando desde dentro tienes la sensación de partido controlado, cambias a un jugador que está cansado o un extremo por extremo. O necesitas un jugador que en vez de aparecer pegado a la línea, vaya a los espacios que están surgiendo. Por eso entra un día Mario, otro William, Quiles, Álvaro, Doncel o Aguirre. Hay cambios más tácticos enfocados a algo que puede ayudar al equipo a mejorar, o hacia donde estamos llevando la pelota, para encontrar a ese jugador que nos permita ser diferentes», destacó.
«O en el minuto 85, donde puedes mandar un mensaje al equipo de no echarse atrás. En vez de quitar al delantero y poner un central, cambias delantero por delantero, para que el equipo interprete que debe seguir yendo arriba», aseguró.
«Si Villares está cansado, entra Rafa, Álex o quien sea. Pero en cambios de jugadores que no cambien piezas, van enfocados a cambios que intuyes como entrenador que necesita el equipo. Por frescura a nivel mental, con mediocentros diferentes como Rafa, que tiene juego en largo, primer contacto con Calavera, Juergen con más contactos, Villares que es todoterreno o Álex que es táctica, buen posicionamiento, pocas pérdidas, órden. En función de lo que necesita el equipo mueves unas piezas o mueves otras«, prosiguió.
«Entiendo que a la gente que diga que en el 74 hay que cambiar los delanteros, pero hay otra parcela. En el 74, con 1-0, del equipo rival te puede hacer daño a balón parado, no estás con la pelota y lo que haces es jugar más directo, necesita alguien que se las quede. Otro día que juegas más directo al espacio, necesitas alguien que corra al espacio. Va un poco por ahí la mecánica del por qué los cambios. Muchas veces los cambios son tardíos».
Puso, además, el ejemplo del Badajoz. «Hacemos tres al descanso, pensábamos que estábamos haciendo las cosas mal y quisimos un cambio drástico con el 1-0. Hacemos tres cambios y la cosa empeoró, no mejoró. Lo dije el otro día con el cambio de sistema, en Badajoz con rombo perdimos 1-0 y sin rombo 3-0 y el equipo empeoró. Son cosas que se dan, que intentas cambiar. Igual si en Badajoz no hiciera ningún cambio en la primera acción hay un córner, marca Jaime y todo cambia. Cuando tomas decisiones, sabes que estará bien o mal tomada en función del resultado».
La participación de Miku
Otro de los temas de la entrevista ha sido la gestión de los minutos de Miku. Borja Jiménez destacó que «los delanteros viven del gol, la única manera que tienen de mejorar su estado mental es marcando. El delantero cuando no hace gol, está jodido. El equipo gana, él no hace gol y está jodido. Se podrá decir de otra manera, los atacantes cuando no marcan o no tienen participación, se van a casa fastidiados».
Además, puso de ejemplo a Quiles. «El día que hace el gol de penalti con la Cultural, hasta el gol le estaban costando sus acciones. Le venían costando desde hace tiempo desde mi punto de vista. Esto lo hablé con él y sin ningún problema. A partir del gol parece otro jugador. Si el otro día mete el mano a mano, hace el penalti, el de después… necesitan jugar y hacer gol. Tú sacas a tu delantero de jugar y pierde confianza. Según yo lo veo. No le haces un favor quitándolo. Dirá “ahora el míster no confía en mi”, lo quitas y desaparece. Lo veo así con los atacantes, sabiendo que han jugado muchísimos minutos».
«Miku descansó en Zamora por tarjetas y en Logroño que teníamos tres partidos seguidos. Le dimos descanso, considerábamos que este tiempo era nuestro delantero y necesitábamos su mejor versión. ¿Podía haberlo quitado? Igual hubiese hecho Noel más goles, jugaron juntos, jugó Noel solo, no lo sé. Mi opinión es que los delanteros necesitan jugar y hacer gol. No conozco ningún delantero que coja confianza sin hacer goles. El delantero que no marca, es infeliz todos los días. Y más cuando vas a largo plazo en las decisiones que tomas. Cuando llegas al playoffs no hay mañana, con tener trece te valen. Van a jugar once y casi seguro que juegan los mismos onces, con uno o dos cambios. En el momento de la verdad usas a los mismos. En los Mundiales, ¿cuántas rotaciones hay? No hay. En la Champions en semifinales, siempre juegan los mismos. En ese proceso para llegar al momento de la verdad, intentas que tus jugadores más importantes lleguen en buen estado».
El rol de los jugadores suplentes
También quiso analizar la situación de los suplentes. «Muchas veces creemos que los artífices de que todo vaya bien son los que están jugando, y es todo lo contrario. Tiene mayor influencia el que no está jugando con su comportamiento, que el que juega. Que un jugador no tenga participación, no le exime que no tenga que dar su mejor versión todos los días».
«Se ha demostrado que cuando he visto a uno bien lo he puesto, aunque viniera de cinco semanas sin participar. Son sensaciones durante la semana que percibes del futbolista», prosiguió. «En todas las plantillas se te acaban cayendo cuatro, cinco, tres… hay años que se caen ocho. Depende de si el jugador piensa que si no juega lo está haciendo mal o que el entrenador no le va a poner, en vez de pensar que su trabajo es pensar que debe estar en la mejor condición, entrenar bien. Su trabajo es entrenar, igual que el mío. Jugar o no es el premio al entrenamiento, el premio a su semana. Si entrenas mal, tus posibilidades de jugar son pocas. No vale decir que he entrenado bien dos semanas y no me has puesto, es que no tienes que entrenar dos, tienes que hacerlo doscientas. Si entrenando bien no jugabas, imagínate entrenando mal, tus posibilidades se reducen. Luego está el buscar excusas, el «es que» en el fútbol no existe».