Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó la victoria contra el Zamora.
Nos estábamos acostumbrando a ver un Deportivo que iniciaba los partidos muy encima del rival, creando, sobre todo en casa, ocasiones y situaciones de gol desde el principio. Después, normalmente, con los cambios y la pérdida de fuelle de los jugadores del medio, el equipo se quedaba sin presencia y acababa más cerca del área propia que de la contraria, casi siempre con un marcador tan ajustado que cualquier error podía costar puntos, sin que las decisiones del entrenador ni los jugadores de banquillo parecieran ser capaz de solucionarlo.
Este sábado, sin embargo, el guión del partido fue el opuesto. El Zamora desde el principio entregó el terreno al Deportivo, que se sentía cómodo con la posesión en campo contrario, pero sin ser capaz de encontrar huecos. Un par de buenas incursiones de Víctor (es notable la capacidad que tiene de cubrir la banda entera él solo) y algún detalle de Doncel, que en su vuelta al once dejó acciones interesantes. De sus botas salió la mejor ocasión de la primera parte, que Quiles (que sigue en su particular agujero negro) echó fuera. Una pena, por el equipo y por él, que necesita una buena acción para reencontrarse consigo mismo.
Con Miku encerrado entre los tres centrales, y Quiles apareciendo poco, el Zamora vivió un primer tiempo muy tranquilo. También lo estuvo Mackay, sobre todo por la labor poco vistosa pero fundamental de dos jugadores: Álex y Lapeña. El capitán dio un recital de colocación tras pérdida, y el partido en vigilancias del riojano es para enmarcar. No es sencillo para un central vivir siempre en campo contrario, y con tu lateral casi siempre en la línea de fondo. Una duda, un paso atrás significa una carrera de 40 metros de todo el equipo, pero a veces estar tan lejos de la zona de seguridad da vértigo. Él no lo tuvo, y el Zamora apenas pudo armar contras durante todo el encuentro.
Pero está vez Borja leyó el partido rápido y bien. Necesitaba encaradores y al mejor lo tenía en el banquillo. William empezó a agitar un encuentro que acabó por sacudir Noel desde su ingreso. Siempre que él la toca pasan cosas, siempre está pensando en cómo hacer daño. A pesar de jugar el jueves y de no estar en toda la semana, Noel ya es vital para el equipo y lo sabe. Pudo marcar Miku en la primera que puso, y a la segunda fue William el que lo hizo, desprendiéndose, de paso, de la losa del fallo de Santander.
Con Noel, William y Menudo se vieron los mejores momentos del Deportivo. El sevillano mereció marcar el segundo en un par de ocasiones en las que el portero contrario estuvo acertado. Lástima porque, como Quiles, es otro jugador que el Deportivo necesita en su mejor versión, porque es diferente y desequilibrante.
Al final, el equipo solucionó otro partido en el que la diferencia en el marcador resultó mucho más ajustada que la que hubo sobre el terreno de juego. El Deportivo se está abonando al 1-0 y eso siempre es peligroso. Aunque esta vez, lejos de acabar pidiendo la hora, el Dépor fue creciendo con el paso de los minutos, y el partido se ganó desde el banquillo.