Regresan las columnas de Dani Cancela, ex del Dépor y futbolista coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década y ahora de vuelta en A Coruña para recuperarse de una lesión. En su nuevo serial ‘Fuera de la burbuja’, nos cuenta las sensaciones que tiene ante el playoff contra el Linares.
Llegó el momento
Cuando, allá por finales de agosto echaba a rodar este experimento de Primera Federación, el que más y el que menos pensaba que, tras el fiasco del año anterior, a estas alturas el equipo ya estaría de vuelta al fútbol profesional. Año normal, liga larga (con tiempo en teoría para solucionar tropiezos o un hipotético mal arranque, con gente en las gradas para hacer de Riazor un jugador más y con una plantilla hecha de futbolistas con experiencia y capacidad para llevar al equipo a buen puerto.
Sin embargo, el fútbol casi nunca te lleva por el camino fácil. En lugar de eso, nos encontramos en la semana previa a una final, la primera trampa en el camino al objetivo marcado a principio de temporada. Parece (aunque hasta en eso hay incertidumbres en esta categoría) que el rival será el Linares, y el escenario Riazor. Parece todo propicio, desde luego, pero no creo que nadie a estas alturas esté tranquilo ni mucho menos lo dé por hecho. Tenemos experiencia suficiente en desilusiones como para lanzar las campanas al vuelo, a pesar de que los de mi generación ya vimos ganar al Dépor mucho más de lo que nos esperábamos cuando empezamos a ir a Riazor.
Había antes que superar el incómodo trámite del partido del sábado. En una tarde que invitaba a cualquier cosa menos a jugar al fútbol, el Deportivo presentó un once en el que estaba clara la premisa: que no pasase nada que interfiriera en el plan del playoff. De los teóricos titulares, sólo Alex, Lapeña y quizá Soriano fueron de la partida y seguro que con la premisa de no meter el pie bajo ningún concepto. Para reservar gente, Borja incluso modificó el dibujo situando a Doncel en un puesto de carrilero que quizá tuvo cierto carácter de prueba o plan B en una hipotética situación desfavorable en el playoff. Y lo cierto es que el catalán, junto con Aguirre y Soriano, fueron los más activos en un Dépor que en la primera parte tuvo cierto dominio y buenas acciones, aunque careció de pegada. Noel no acabó de encontrar su sitio y Álvaro Rey tampoco dio el paso adelante que necesita para que acabemos de ver en él alguien con el que ilusionarse.
Tuvo otra vez minutos Yeremay, Brea un partido más en el que tuvo buenas actuaciones y Brais tuvo su debut en el primer equipo sustituyendo nada más y nada menos que a Álex. Y hasta ahí la historia de un partido en el que el que se jugaba cosas era el rival. Rayco, como no podía ser de otra forma, entró para marcar en una jugada que mostró lo que sucede cuando tienes a un extremo de lateral, sin conceptos ni actitud defensiva. Trigueros sale fuera de sitio y Doncel, en vez de cerrar el espacio, permanece abierto siguiendo el desmarque de Rayco con la mirada. Como dije, parecía una prueba para un momento crítico, y el error defensivo no pasa de ser una anécdota.
Más allá del resultado, el equipo llega al playoff en un buen momento y con la mayoría de sus piezas claves en forma y con hambre. Miku se reconcilió a tiempo con el gol y viendo que Soriano jugó los 90 se puede deducir que será titular el sábado. Es la única duda en un once que ya a día de hoy tenemos todos más o menos claro desde Mackay a Quiles.
Riazor va a presentar sus mejores galas, aunque la Federación se empeñe en dejar el tema de las entradas hasta el último minuto, y va a llevar en volandas al equipo. No nos equivoquemos, no será fácil. El Linares es de esos equipos que se mete de rebote en el último minuto en el playoff y con la adrenalina aun a flor de piel. De los que estar ahí es un objetivo pero no una obligación y de los que poco o nada tienen que perder. Y es un buen equipo. Pero el Dépor es mejor, juega en casa y le vale el empate. Se dan todos las condiciones necesarias para que el equipo haga un buen partido y supere la eliminatoria. El objetivo es claro y para lograrlo hay que superar esta primera piedra. No hay excusas ni hay que tener miedo. Llegó el momento.