Regresan las columnas de Dani Cancela, ex del Dépor y futbolista coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década y ahora de vuelta en A Coruña para recuperarse de una lesión. En su nuevo serial ‘Fuera de la burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el triunfo del Deportivo vs DUX.
La Tranquilidad
Necesitaba mucho el Deportivo un partido como el del domingo. En realidad, ese es el partido que, en Riazor y en esta categoría, más se debería haber repetido durante la temporada. Buena salida del Dépor, solvencia en el área contraria, control en la propia y partido finiquitado al descanso. Tiempo para pensar en playoffs, sedes y demás, y para disfrutar de los destellos de tus chavales.
Eso debería ser el Deportivo en Riazor y, sin embargo, no estamos acostumbrados. El que más y el que menos con el 2-0 al descanso todavía andaba con la mosca detrás de la oreja, fresco aun el recuerdo del Rayo Majadahonda y de cómo cambió el choque tras el paso por los vestuarios a pesar de haber cuajado una muy buena primera parte. Igual que este domingo.
Porque el Dépor estuvo bien. Y hay que decirlo. Podemos hacerlo de menos diciendo que el Dux fue un equipo flojo, pero también lo fueron Cultural o Majadahonda por no remontarnos más atrás, y las prestaciones del equipo no fueron las mismas. Borja experimentó con el lateral derecho, y le salió bien. El Deportivo tiene un agujero en el lateral derecho y dos jugadores muy notables en el lateral izquierdo. Si a eso le unimos que no encuentra nadie que le dé lo que le da Villares en el medio, puede parecer que la solución es lógica o sencilla. No lo es. Jugar con un lateral a banda cambiada es complejo, si es zurdo todavía más, y si ataca mejor que defiende, un peligro. Sin embargo Borja lo trabajó bien, y cada vez que Aguirre abandonaba la banda para irse para dentro y generar superioridades, Villares estaba atento para ocupar esa posición en caso de pérdida. De esos movimientos se benefició Mario Soriano, que estuvo en todas las acciones de peligro del primer tiempo, y muy pronto tuvo el premio del gol. Se atisbó en Balaídos y se confirmó el domingo: Aguirre en esas posiciones es peligroso. Es una pena que tenga tan poca continuidad, si no es por una cosa es por otra. Pequeñas lesiones, o sanciones como esta vez, hacen que rara vez hayamos visto a Aguirre dos partidos seguidos. El domingo, en Talavera, Borja tendrá que inventar de nuevo.
El Dux, es verdad, se prestó al juego. Se cansa de decir Borja que el Deportivo sufre cuando el balón vive en campo propio, y el equipo madrileño no dio un pelotazo en todo el partido. Quería salir siempre jugando, y el Dépor ajustó la presión bien desde el principio. Juergen encontró a Mario y a los diez minutos los blanquiazules ya estaban dos arriba. Y pudieron ser más si Willian estuviese fino. Pero el brasileño, que hace muchas cosas bien pero no tiene mucho gol, tampoco está ahora en su mejor momento. No hizo falta. Quiles acudió a su cita, más puntual que nunca, y todo parecía ir sobre ruedas en una primera parte en la que el mayor peligro del Dux fue un córner a favor del Deportivo. Una cosa es ser poco efectivos a balón parado (a pesar de que van dos partidos en Riazor marcando en estrategia) y otra es pegarnos un tiro en el pie, como sucedió con el córner botado por Juergen, raso y al borde del área. Un caramelo para la defensa y un suicidio para el equipo, No fue gol porque el Dux no terminó bien la contra, pero conviene valorar lo que puedes sacar y lo que puedes perder en acciones así, porque pueden meter a un equipo muerto en el partido y cambiar por completo el escenario.
El partido estaba encarrilado y solo faltaba que el paso por el descanso no lo estropease. No lo hizo. El Dux siguió tratando de salir con su estilo y el Deportivo siempre estuvo cómodo apretando. El tercer gol terminó de decidir el choque. Un poco antes, Borja decidió que era el día de que Yeremay tuviese sus primeros minutos en liga en Riazor. Con espacios, en un partido plácido, era un escenario perfecto para que el canario se luciese. Dejó un par de destellos, dos buenos regates y dos combinaciones al primer toque que demuestran que es diferente y que puede sumar. Bienvenido. Nos hace falta todo para lo que se nos viene encima. Peke disfrutó y la gente, con muchas ganas de que los chicos de la generación de oro del club sean importantes en el primer equipo, lo agradeció también.
El choque no tuvo más historia y la derrota del Racing de Ferrol en casa con el Zamora (un aviso para los que piensan que casi todos los partidos de esta liga son un paseo) allana el camino a la segunda plaza, que, visto que el Santander sigue intratable, es el mal menor de cara a un playoff que cada vez parece más difícil eludir. Y aunque seguiremos a vueltas con la sede y es posible que sea en casa, el Dépor tiene ahora que preparar su asignatura pendiente en los últimos meses: jugar de visitante. 3 meses sin ganar fuera es demasiado, y Talavera debe ser el lugar donde se reencuentre con la victoria. Hay que seguir apretando y seguir preparándose para las batallas que han de venir. Por lo menos esta semana todo se afrontará desde la tranquilidad del trabajo bien hecho y el deber cumplido.